Felipe González mantiene a los mismos ministros en un Gobierno marcado por la provisionalidad

El presidente del Gobierno, Felipe González, se ha amparado en "la provisionalidad" creada por el mandato judicial de repetir elecciones en tres circunscripciones para confirmar a todos los ministros y posponer la formación de un Gabinete de nuevo cuño. González reunió a mediodía de ayer a los ministros en la Moncloa para confirmarles en sus puestos, pero no mencionó por cuánto tiempo y nadie le preguntó al respecto. La oposición no dudó en abonar la tesis de la interinidad del Ejecutivo.

Un alto cargo del Ministerio del Portavoz del Gobierno declaró ayer: "Esta decisión es una apuesta por la estabilidad y una respuesta de responsabilidad. No hay en ella elementos de incertidumbre. Este equipo es el adecuado para iniciar la legislatura". La tarea de romper la imagen de interinidad comenzó ayer mismo, como se deduce de las palabras de Ana Miranda, portavoz del PSOE: "Este Gobierno no tiene en absoluto carácter de provisionalidad y tiene la tarea de llevar a buen término el programa electoral del PSOE durante los próximos cuatro años".Hasta la noche del martes, distintos ministros, como la portavoz del Gobierno, Rosa Conde, aseguraban que la crisis de Gobierno no se produciría hasta la próxima semana, una vez que González hubiera regresado de la cumbre europea de Estrasburgo que se celebra este fin de semana. Algunos ministros, no obstante, fueron conociendo su confirmación los días 4 y 5 en los almuerzos que González mantuvo con ellos en el Congreso, pero nunca precisó que todos iban a continuar.

El vicepresidente en funciones, Alfonso Guerra, y todos los ministros acudirán esta mañana a la Zarzuela para tomar posesión de sus cargos.

Por otra parte, el rey Juan Carlos destacó ayer en el discurso de apertura de las Cortes el "avance notable" en el compromiso de las fuerzas políticas y sociales contra el terrorismo, así como la capacidad del sistema democrático "para amparar y dar cabida a cualquier objetivo político". En su intervención ante diputados y senadores, el jefe del Estado hizo una importante referencia al papel de la ley como "un mandato que contiene una aspiración que se opone y trata de modificar los aspectos que se consideran injustos de la realidad existente".

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