El presidente del Gobierno suspendió una crisis anunciada por sus ministros para la semana próxima
Felipe González aplazó ayer un cambio de Gobierno anunciado y previsto por sus propios ministros para la semana próxima, una vez que el presidente regresase el sábado de la reunión del Consejo Europeo en Estrasburgo. Poco partidario de efectuar cambios en el Consejo de Ministros y escarmentado por las complicaciones con que se ha encontrado en alguna crisis, el líder socialista comunicó ayer a todos sus ministros que quedan confirmados en sus cargos.
González se ha decidido por la opción más fácil y conservadora incluso después de que personas de su entorno hubieran adelantado que los posibles cambios afectarían a pocos departamentos. A medida que transcurrieron los días desde las elecciones, fuentes gubernamentales descartaron la sustitución del ministro de Economía, Carlos Solchaga. Una continuidad a la que iba pareja la del ministro de Industria, Claudio Aranzadi.Las expectativas de relevos se centraron en el Ministerio de Exteriores, cuyo máximo responsable, Francisco Fernández Ordóñez, no solo anunció su deseo de retirarse de la primera línea de la política sino que incluso sus colaboradores repartieron invitaciones para una cena de despedida. Una convocatoria que Fernández Ordóñez anuló en la penúltima semana de noviembre.
Los principales candidatos para sustituirle habían sido Narcís Serra, ministro de Defensa, a quien también se atribuía cierto deseo de convertirse en ministro de Economía, y Javier Solana, ministro de Educación. Ambos mantienen muy buenas relaciones personales con Felipe González, el cual evitado optar entre dos amigos al aplazar la remoción del Gabinete.
José Barrionuevo, ministro de Transportes, recibió claras indicaciones de que podía abandonar ese departamento y pasar a Defensa. Una propuesta que claramente le insatisfacía. En los últimos días, algunas fuentes citaban como sucesor suyo en Transportes a Cándido Velázquez, presidente de la Compañía Telefónica. Asimismo, el secretario de Estado de Hacienda, José Borrell, era considerado como firme candidato a ministro de un departamento de gestión. Medios socialistas daban por seguro un relevo en Sanidad y auguraban que Carlos Romero, deseoso de abandonar Agricultura, permanecería en el Gabinete, con responsabilidades distintas.
Convocados a la Moncloa
La mayoría de los ministros aseguraron haber sido informados ayer por la mañana de la confirmación en el Gabinete, si bien es probable que algunos conocieran desde la víspera los planes de González. El candidato a presidente del Gobierno almorzó tanto el lunes como el martes pasado en el Congreso de los Diputados con Alfonso Guerra, Virgilio Zapatero, Javier Solana, Joaquín Almunia y el presidente del Grupo Parlamentario Socialista, Eduardo Martín Toval. González adelantó a los ministros que continuarían en el Ejecutivo.
Cuando llegaron ayer al mediodía al palacio de las Cortes, todos los miembros del Gabinete recibieron el mensaje de que tras la inauguración oficial de la legislatura por el Rey debían acudir al palacio de La Moncloa. Los que, como la portavoz gubernamental, Rosa Conde, habían aventurado que el nuevo Gobierno quedaría formado la semana próxima, se encontraron con que el Gobierno había tomado ya una decisión y además renunciaba a cualquier tipo de cambios.
La impresión de un presidente de comunidad autónoma que conversó con personas de absoluta confianza ¿le González fue que la anulación de las elecciones a diputados en Murcia, Pontevedra y Melilla han influido decisivamente en la decisión de optar por la plena continuidad del Gobierno. Una estabilidad que se prolongará cuando menos hasta que el Tribunal Constitucional sentencie sobre el recurso del PSOE y se repitan, si así lo decide, algunos de esos comicios, según fuentes gubernamentales.
Confidencias
Una vez terminada la ceremonia de la inauguración de la legislatura por el Rey, numerosos altos cargos permanecieron en los aledaños de las Cortes en corrillos, en los que comentaban confidencias sobre la composición del inminente Gobierno. Aunque con absoluta discreción sobre detalles concretos, algunos ministros dejaron deslizar algunas claves en sus palabras.
Francisco Fernández Ordóñez manifestó a este diario mientras subía a su coche oficial: "Yo ya he dicho que prefería dejarlo, pero el presidente me está insistiendo para que siga. Si hay cambios, yo desde luego soy el primero que levanto el dedo, pero si no hay planes de cambio tampoco quiero yo crear un problema." Otro ministro del área política, que había almorzado con Felipe González en los dos días que ha durado el debate de investidura, comentó: "No tengo absolutamente ningún indicio de que vaya a haber un nuevo Gobierno la semana que viene. El presidente no tiene por qué hacerlo".
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