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Villar insistirá hoy en lo injusto de que Inglaterra sea cabeza de serie gracias a sus hinchas violentos

La táctica de Villar podría definirse como de contraataque. Al estar ya decantado que Inglaterra sea cabeza de serie, su intención es rentabilizar esa derrota y convertirla en una victoria, que es a lo que equivaldría que España recibiera un tratamiento especial y se la situase en el grupo de Italia, para ya no tener que enfrentarse a ella más que en la final, o en el de Bélgica, un equipo asequible en principio. Sus razonamientos para ello van a insistir en la injusticia de que el vandalismo de los hooligans represente una ventaja para el equipo inglés.Por otra parte, han surgido dudas respecto a la organización del torneo, informa Graham Turner. "Se ha dicho que los preparativos no van demasiado bien, pero puedo prometer que se está trabajando mucho para arreglarlo todo a tiempo. Todos sabemos que en Italia esto significa cinco minutos antes del inicio. No es razonable exigirles la perfección a los italianos con seis meses de antelación". Las palabras de Guido Togrioni, delegado de Prensa de la FIFA, están refrendadas por Luca di Montezemolo, el director del comité organizador: "Somos como Ferrari. Aún estamos perfeccionando el coche. Pero no hay que correr el domingo".

Un 'campo de minas'

El milagro es que Di Montezemolo, que jamás ha intentado esconder los problemas, mantiene la frescura y la amabilidad n un campo de minas. El fútbol español ya sabe lo que es organizar un Mundial. A ocho años de distancia, el Banco Hipotecario y los números rojos siguen recordando a los clubes el auténtico coste de adecuar sus instalaciones a las exigencias de la FIFA. Éste ofrece un cuadro distinto. Las entidades italianas son inmunes al virus español, ya que, por regla general, no son propietarias de los estadios, que pertenecen a los municipios. La desventaja es que, a través de los Ayuntamientos, Di Montezemolo y sus colaboradores no han gozado de inmunidad política. Así, los preparativos se han convertido en una pelota de ping pong para gobernantes opositores e intereses comerciales. "Los trabajos llevan ahora buen ritmo", afirma Di Montezemolo; "los problemas se han creado por comenzar tarde".El 23 de marzo de 1988, el suizo Sepp Blatter, encabezan do una delegación de inspección de la FIFA, denunció: "Estamos asombrados porque la RAI ni siquiera ha iniciado el proyecto del nuevo centro de producción para la cobertura televisiva Una semana después, la RAI anunció la decisión de abandonar los planes que habían causa do las iras de los verdes al situar lo en plena zona verde y lo trasladaron a una antigua fábrica de ladrillos al norte de Roma.

El 11 de mayo, a 108 semanas del inicio del Mundial, el alcalde de Turín amenazó con la dimisión y, de repente, se autorizó la concesión de licencias para la construcción del nuevo estadio. Arrigo Gatti, presidente del Comité Olímpico, avisó de que, si no se espabilaba la burocracia, habría que olvidar a Roma como sede, mientras Franco Carraro, ministro de Deportes y Turismo, urgía a los partidos, ya que sus riñas políticas precisaban soluciones urgentes.

El Gobierno tardó hasta el 22 de julio de 1988 en anunciar sus planes de aportar 70 billones de pesetas para las obras necesarias, incluida la construcción de carreteras y aparcamientos, más 7.000 millones para la promoción turística. La fecha tope para la conclusión de las obras es el 30 de abril de 1990.

La asignación de tanto dinero público provocó batallas políticas y el 6 de septiembre el Tribunal Administrativo, tras denuncias de los verdes, decretó la paralización de las obras de ampliación del estadio Olímpico de Roma de 66.000 a casi 85.000 localidades. Los regateos en Roma y Turín duraron hasta el final de 1988 a través de un nuevo Proyecto de Ley, presentado al Parlamento y aprobado el 14 de diciembre con la descongelación de 4.400 millones para trabajos de infraestructura.

Sin embargo, el presupuesto para las mejoras en hoteles, transportes y telecomunicaciones no se aprobó hasta el 27 de enero de 1989. Quince días después, el ministro Franco Carraro consiguió que los tres principales sindicatos se comprometieran a no convocar ningún tipo de huelga durante el Mundial.

El pasado 8 de marzo los verdes anunciaron su oposición al presupuesto mundialista presentado por la coalición socialista-cristiano-demócrata, ya que garantizaba sólo un simbólico control sobre la adjudicación de contratos. Dados los problemas, el Gobierno anunció el 4 de abril que extendía la fecha tope para la finalización de obras hasta junio, tres días antes del comienzo del Mundial, con fuertes penalizaciones económicas para las empresas que no cumplan.

El proceso lo resumió el alemán Hermann Neuberger, presidente de la comisión organizadora de la FIFA, al visitar las obras: "Muchos países que quieren ser sedes del Mundial harían bien en visitar Italia para darse cuenta de lo complejo que es. Seguro que bastantes retirarían sus propuestas".

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