Lo lícito es dudar

Un club cuyas auditorías suelen concluir siempre con la misma coletilla -"al igual que en ejercicios anteriores, debemos manifestar que no ha sido posible comprobar las cantidades percibidas en ninguno de los taquillajes de los partidos celebrados en Sarrià"-, que ha pasado de finalista europeo a aspirante a una de las plazas de ascenso a Primera División, que anuncia un déficit de 150 millones de pesetas para esta temporada, tiene cuatro aspirantes a la presidencia.¿Qué tiene ese club que encandile de esa guisa? Cabe pensar que su presidencia otorga proyección social y, lo que es más deslumbrante, posee un excelente y multimillonario patrimonío con el que se lleva especulando desde hace meses.

Un dato es demoledor en esta campaña. Todos han dicho que no venderán Sarrià, pero casi todos tienen como directivos o amigos a empresarios del mundo de la construcción, del mundo inmobiliario. Existe la sospecha de que saben más de eso que de fútbol.

Pero hay algo más inquietante para la masa social blanquiazul: sólo Manuel Meler se ha comprometido por escrito a no vender Sarriá. Ni siquiera Pablo Ornaque, que tantas firmas ha recogido contra la venta de Sarriá, ha accedido a firmar ese documento ¿Cuál es el motivo de que tres de los cuatro candidatos no hayan querido comprometerse por escrito a algo así? ¿Creen, en el fondo, que ese sería un buen negocio para el club?. Esa duda dará que pensar. Y mucho.