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Crítica:FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La grandeza y la Jondura

Otro gran recital de Naranjito de Triana. Es uno de los cantaores más seguros en activo, y raramente defrauda. Racionaliza siempre el cante, con rigor y serenidad terminantes. Rigor y serenidad que le echarán en cara quienes prefieren la incertidumbre del jipío emocional, el casi azar del pellizco y la inspiración, del momento. Nadie podrá cuestionar, sin embargo, la perfección formal del cante de este hombre exigente consigo mismo, que arquitectura cada estilo con precisión exquisita, engrandeciéndolo al amparo de la brillantez excepcional de su voz, de tal forma que hasta el fandango -esa serie formidable del Gloria, Cepero y Sevillano- adquiere esplendor inusitado.Carmen Linares repitió prácticamente el recital que le habíamos oído 48 horas antes en el Chaminade, cambiando sólo la soleá por taranto y taranta. Repitió repertorio y repitió éxito. Y Paco Cortés, acompañando a ella y a Naranjito, tuvo más oportunidades de hacer patentes sus grandes virtudes en el toque de la más pura prosapia flamenca. En el baile vimos a una joven Manuela Vega no muy inspirada. Yo pensaba, contemplándola, en la niña que se ha aprendido la lección de memorieta y la suelta de carrerilla. Trabaja mucho, es cierto, pero nada más.

Otoño flamenco y Chano Lobato

Carmen Linares y Naranjito de Triana (cante), Paco Cortés (toque), Manuela Vega (baile). Centro Cultural de Fuenlabrada. Madnid, 25 de noviembre.Chano Lobato (cante), Pepe Habichuela (toque). Casa Patas. Madrid, 25 de noviembre.

Horas después asistíamos a una actuación memorable de Chano Lobato, justamente en el polo opuesto a Naranjito. Chano, en noche de genial inspiración, hace diabluras con el cante, incluso tonterías, como él mismo dice, se pone por montera ortodoxias y cánones flamencos, pero lo hace con un entrañamiento tal con los duendes y los ángeles jondos que él mismo se convierte en espectáculo irrepetible. Pero ojo, que cuando se pone serio es capaz de darnos el más estremecedor cante por soleares, por malagueñas, por martinetes y siguiriyas, como hizo esta noche. Lo de Chano Lobato fue un verdadero revolcón de jondura, en diálogo emocionante con la siempre magnífica guitarra de Pepe Habichuela.

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