Canto dramático y poético
La indisposición de Teresa Berganza dio lugar, anteayer, a la actuación en el Auditorio Nacional del barítono norteamericano Thomas Hamson, quien se descubrió al público madrileño como un consumado intérprete del lied, tanto por la calidad de su voz, tan bella como flexible y colorada, cuanto por el conocimiento de los distintos estilos y la asunción general del lieder como lo que es: una resumida forma dramático/poética.Con la estupenda colaboración del bien conocido pianista australiano Geoffrey Parsons, el cantante estadounidense hizo música grande, desde esos increíbles lieder de Haydri que a veces, más que preludiar, parecen ser del mismísimo Schubert, hasta las distintas visiones musicales de textos seleccionados en la célebre colección Des Knaben Wunderhom (El muchacho de la trompa mágica), publicada a principios del siglo romántico por Von Arnim y Clemens Brentano. Tanto el popularismo directo de Mahler, la elegencia de Mendelssohn como los intensos ejemplos de Strauss, Bralims y Schócriberg, todo el repertorio fue exquisitamente matizado por Hamson y Parsons.
Ciclo de cámara y polifonía
Recital de T. Hamson y G. Parsons. Obras de Haydn, Schumann, Mendelssohn, Brahms, Strauss y Schbenberg. Auditorio Nacional, 22 de noviembre.
Entre una y otra serie, escuchamos un grupo de lieder de Roberto Schumann, acaso la cima del género al lado de Schubert, y un precioso tríptico del norteamericano Samuel Barber sobre textos de Joyce. El arte del lied que a la realidad dramática añade su extraordinario poder de sugerencia y a la poética de los versos suma la coherente de la voz cantada y el piano, constituye un mundo sin fronteras en el tiempo y en el lenguaje. El triunfo de Hainson fue enorme y a las ovaciones se unieron gritos de vuelve pronto! más los irrenunciables bises.
Babelia
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