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Crítica:CINE /
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Hollywood-sur-Seine

Aunque no sea un fenómeno sólo constatable en el cine actual, lo cierto es que en la producción norteamericana más reciente comienza a proliferar la práctica de nuevas versiones -remakes- de películas europeas, sobre todo francesas, de probado éxito de público.De tal forma, y sólo en los últimos años, hemos podido asistir al dudoso honor de ver al entrañable Boudou de Renoir / Michel Simon encarnado por el actor norteamericano Richard Dreyfuss; al director estadounidense Blake Edwards intentando enmendar la plana al francés Franigois Truffaut en El hombre que amaba a las mujeres; al propio Francis Veber repitiendo, con Tres fugitivos, un éxito suyo anterior, aunque rodado en Francia; o el simpático artilugio de Colinne Serreau, Tres solteros y un biberón, convertido en vehículo para tres actores americanos, Tom Selleck entre ellos.

Un toque de infidelidad

Director: Joel Schumacher. Guión: Stephen Metcalfe, basado en la novela Cousine, cousine, de Jean-Charles Tacchella.Fotografía: Ralf Bode. Música: Angelo Badalamenti. EE UU, 1989. Intérpretes: Isabella Rossellini, Ted Danson, Sean Young, William Petersen, Lloyd Bridges, Norma Aleandro. Estreno en los cines de Madrid Azul, Luchana, Carlton, Vaguada y Lumiére (en versión orginal).

Ahora le ha tocado el turno a una película de Jean-Charles Tacchella, Cousin, cousine, inédita en España y convenientemente maquillada para su nueva andadura comercial.

No hace falta conocer el original para darse cuenta de que hay situaciones, personajes y ambientes que han sido americanizados -como ese cruce de polacos e italianos, ruidosos todos, que da origen a los encuentros y desencuentros que el filme propicia-, pero, en todo caso, el trabajo del guionista Stephen Metcalfe ha respetado la inteligencia a partir de ceremonias sociales (preferentemente bodas, que hay hasta tres en la película, pero también un entierro).

Parejas

Un toque de infidelidad, traducción hispánica del más corto y funcional Cousins, narra las peripecias sexuales de dos parejas que, por el deseo de dos de sus miembros, termina intercambiando sus términos.Ninguno de los cuatro tiene una posición social especialmente relevante -profesor de baile, vendedora de cosméticos, secretaria de un bufete de abogados, vendedor de coches-, y casi todos parecen no estar muy a gusto sobre sus propios pies.

Y lo que empieza por ser sólo una aventura pasajera de los dos vendedores tendrá un desarrollo mucho más trascendente entre el bailarín y la secretaria.

Tal historia, tan sucintamente contada, la sirve Joel Schumacher, un director que conoció el éxito con películas que tenían como protagonistas a adolescentes -St. Elmo, punto de encuentro y Jóvenes ocultos-, con bastante soltura y con algunos buenos momentos de inspiración (como la larga secuencia de la primera boda).

Esto no obvia el que la película que comentamos resulte, a la postre, una blanda y bien intencionada comedia sentimental: el director de la película, Joel Schumacher -o su guionista-, no se atreve a llevar hasta el fin, por ejemplo, el hilarante ejercicio del adolescente Mitchell, hijo del profesor de baile, un artista polifacético que practica el terrorismo visual en forma de cámara de vídeo doméstico.

Con todo, hay que apuntar en el haber del filme que ahora se estrena en España con el título de Un toque de infidelidad algunos buenos momentos de sátira (como la impagable Weddingland de la segunda boda) y, en general, un buen trabajo de actores, al frente de los cuales destacan las tres mujeres: una fascinante Isabella Rossellini, una no menos bella Sean Young y una veterana que, como la actriz argentina Norma Aleandro, y tras los pasos de quien la dirigiera en su papel internacional más importante, Luis Puenzo -La historia oficial, oscar al mejor filme extranjero-, parece haberse hecho un lugar en la cinematografia estadounidense.

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