La ausencia de ley perjudica la exhibición
Durante el año 1989, un total de 1.463 millones de pesetas ha sido invertido en subvenciones para la producción cínernatográfica en Cataluña. Dicha cantidad se desglosa de la siguiente manera: 700 millones procedentes de la Generalitat, 700 del Ministerio de Cultura y otros 63 millones, también procedentes de la Administración autónoma, cantidad que quedó pendiente del ejercicio de 1988. Fuentes de la Generalitat afirman que es el año en que más se ha invertido en cine de los últirrios tiempos, aunque es casi imposible reconstruir con exactitud (entiéndase con datos fiables) las inversiones anuales -despejando la parte procedente de las subvenciones oficiales y la de las iniciativas privadas- realizadas en cada ejercicio.
Inversión
En lo que respecta al buen resultado de dicha inversión, esto es, que las películas producidas lleguen a estrenarse, se dispone de las siguientes estimaciones. Fuentes de la Generalitat aseguran que cada vez quedan menos películas en los cajones de filmes nunca proyectados de los cineastas catalanes. Cifran en una escasa media docena las películas que en estos últimos años (desde 1986) no se han estrenado en Barcelona, y en dos las que no lo han hecho en ninguna plaza (de Cataluña u otras regiones españolas). Dicha opinión es taxativamente desmentida por otros, especialmente por Joaquim Romaguera, historiador del cine catalán que ha escrito un libro sobre el tema en el que, remontándose a décadas; anteriores, cifra en casi 50 el número de películas catalanas, realizadas y nunca exhibidas, comercialmente.
En realidad, la cuestión gira alrededor de un dudoso concepto porque no existe legislación alguna sobre distribución y exhibición (no existe ningún tipo de control oficial de taquilla). "Una película se considera estrenada cuando se ha exhibido, aunque sólo sea en un único pase, en una sala comercial", afirman diversas voces que no encuentran eco en normativas de la Administración. De hecho, el mecanismo de exhibir el filme ante unos pocos invitados lo desencadena el propio productor/director del filme simplemente para obtener otra subvención administrativa, esta vez destinada a favorecer la distribución comercial.
Dicha subvención ronda los dos millones de pesetas. "Es una ayuda pensada, en principio, para las producciones de dificil comercialidad", explica Antoni Kirchner, jefe del Servicio de Cine de la Generalitat, "pero la orden que regula dicha ayuda no lo específica, con lo que cualquier producción estima que puede acceder a ella". El distribuidor Josep Lluís Galvarriato informa de los gastos de promoción mínimos que deben realizarse si se quiere lanzar mínimamente bien una película en Madrid y Barcelona, los dos mejores centros del mercado cinematográfico: "Sólo en concepto de publicidad para los medios de comunicación escritos deben destinarse dos millones en cada ciudad, que suponen poco más de tres medias páginas publicadas un único día".
A diferencia de lo que sucede en otros países, la producción cinematográfica española no incluye en sus presupuestos una partida destinada a la promoción.
"El gran error", señala el productor Enrique Viciano, "está en el mismo momento en que las administraciones otorgan subvención a un producto que, de entrada, no tiene asegurada su distribución ni, cabría añadir, una distribución meditada que no sólo implique el mercado nacional, sino también el exterior. Los productos minoritarios, intelectuales o experimentales, no debieran rebasar nunca un presupuesto de entre 30 y 50 millones de pesetas.
No puede, además, programarse exclusivamente para el consumo limitado y excepcional". A juicio de Viciano, una producción cinematográfica es "correctamente comercial" y "rentable" cuando se mantiene entre 10 y 12 semanas en pantalla. La mayor parte de las películas catalanas está lejos de conseguirlo.
Simultaneidad
Hay coincidencia entre los profesionales en el momento de señal ar que para que un filme funcione comercialmente es conveniente "su estreno simultáneo en Madrid y en Barcelona". La frase-razón que se esgrime a continuación también es común: "El fracaso que se experimenta en la primera de las dos ciudades que exhibe el filme se contagia inmediatamente a la otra".
Esa es la explicación a tanto título que se ve en Madrid y no en Barcelona o viceversa. La simultaneidad, sin embargo, no sirve para paliar el fracaso comercial, "pero acaso consigue disfrazarlo con efervescencia".
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