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Peso lindo y querido

Salinas 'cambia' el éxito económico de México por los logros sociales de 1910

Antonio Caño

El presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, rendirá el próximo miércoles su primer informe sobre el estado de la nación, amparado por el éxito de sus iniciativas de reforma política y económica, pero criticado por quienes creen que el jefe del Estado sacrifica las principales conquistas sociales heredadas de la revolución de 1910.

Carlos Salinas cumple su primer año de mandato -aunque en realidad su toma de posesión fue el 1 de diciembre- con dos de sus principales promesas de cambio sólo parcialmente conseguidas: la reforma electoral y la recuperación económica. Ha fortalecido, sin embargo, la autoridad de la presidencia de la República y se ha hecho merecedor de un gran prestigio internacional por la decisión con la que hizo frente a los problemas de corrupción y autoritarismo que dominaban la escena política mexicana.No se cumplieron los negros presagios aparecidos sobre México después de unas elecciones presidenciales -julio de 1988- dominadas por la confusión y las irregularidades en las que Salinas venció con el más bajo porcentaje obtenido por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en varias décadas. Por el contrario, el país camina, aunque lenta y miedosamente, hacia el cambio político y presenta al mismo tiempo alentadores índices económicos. Salinas ha obtenido hasta el momento los éxitos suficientes en su programa de transformación como para haber hecho de México el único de los grandes países de América Latina que presenta perspectivas optimistas al iniciarse la última década del siglo.

Carlos Salinas se ganó fama de hombre decidido con los golpes contra intocables personajes del mundo del hampa institucional, principalmente por la detención del dirigente petrolero Joaquín Hernández Galicia, La Quina, y confirmó su deseo de pluralismo político al reconocer -por primera vez en la historia de México- un triunfo del opositor Partido de Acción Nacional (PAN) en la gobernación del Estado de Baja California.

Ordenar las cuentas

Simultáneamente ordenó internamente la economía; contuvo la inflación; firmó, también por primera vez en la historia, un acuerdo que le permitió a México reducir el total de su deuda externa y permitió lo que hoy se puede considerar un cierto boom económico mexicano.El sostenimiento de la paridad cambiaria del peso respecto al dólar ha permitido que los mexicanos vuelvan a viajar al extranjero casi como en los buenos tiempos de los petrodólares. Los supermercados se han llenado en los últimos meses de alimentos importados y la publicidad anima como nunca a los consumidores a gastar su dinero en productos caros y superfluos.

Las clases medias mexicanas consumen más, viven mejor y, como consecuencia, han vuelto a dar su apoyo a Salinas, a quien abandonaron en las elecciones de julio en beneficio de Cuauhtémoc Cárdenas.

El carismático líder de la izquierda mexicana no ha conseguido convertir su enorme tirón popular en una sólida fuerza política alternativa. "Plagado de problemas internos, incapaz de plantear iniciativas propias de desarrollo nacional, quebrado en sus finanzas, vapuleado por el rencor del Gobierno, el Partido de la Revolución Democrática -heredero del frente de partidos que construyó en 1988 la primera fuerza de oposición- llega al primer aniversario de su promoción y al quinto mes de su constitución formal, disminuido moral y orgánicamente", dice en su último número la revista Proceso, habitualmente crítica con el Gobierno.

El liderazgo en la oposición ha pasado a manos del derechista PAN, que, además de obtener la primera gobernación de la historia, llegó a un acuerdo con el Gobierno para la aprobación este mes de la reforma constitucional que permite la creación de un nuevo organismo de control electoral y otras reformas del código electoral.

La reforma electoral ha sido, sin embargo, la primera muestra de los límites del cambio de Salinas. El PRI ha perdido la mayoría en el Consejo Electoral -equivalente al tribunal electoral-, pero el Ejecutivo y otros órganos directamente influidos por el Gobierno conservan, junto al partido oficialista, el poder de decisión en el organismo que debe velar por la limpieza electoral, tan necesaria aquí.

La mayoría de los observadores creen que Salinas ha perdido una buena oportunidad de crear una estructura electoral que despeje todas las inquietudes sobre sus propósitos de transparencia y dudan que las próximas citas electorales se resuelvan de forma menos polémica que las anteriores.

Pero las principales críticas contra el presidente mexicano vienen desde la izquierda tradicional, desde quienes ven demasiado neoliberal la política económica de Salinas y de quienes creen, dentro de su propio partido, que está desarticulando el PRI y poniendo en peligro la historia revolucionaria de México. Desde esas filas se acusa a Salinas de estar realizando en realidad una contrarreforma, de vender el país al capital extranjero y de un excesivo acercamiento a Estados Unidos.

Reprivatización

Salinas ha privatizado empresas tan importantes como Teléfonos de México y parece estar dispuesto a llegar hasta la propia reprivatizaclón de la banca. Para Salinas, el Estado no debe tener otra misión que la de crear las condiciones que favorezcan la inversión privada, nacional y extranjera. En eso confia, tal vez con demasiado optimismo.Lo cierto es que, después de un lustro, este año la economía mexicana volverá a crecer -alrededor de un 2%-, que el fantasma de la crisis no ronda los hogares de las clases medias de forma cotidiana y que los mexicanos viven mejor. Algunos mexicanos, al menos. Para aquellos situados en el escalón de la pobreza, incluso para la mayoría de asalariados bajos, el Gobierno no ha encontrado hasta ahora mayor solución que una cierta contención de los precios de los artículos de primera necesidad.

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