Esclavos de la televisión
Los jóvenes han perdido independencia y su afición preferida es sentarse ante la pequeña pantalla, según un informe oficial
La autonomía económica de los jóvenes españoles circula por carriles semejantes a sus dificultades por encontrar un empleo. Según el Infonne Juventud en España 1988, realizado para el Instituto de la Juventud por José Luis de Zárraga, sólo uno de cada cuatro jóvenes goza de autosuficiencia económica y entre los de menor edad -15 a 24 años- la proporción se reduce a la mitad: uno de cada ocho. Casi la mitad (46%) de los menores de 29 años depende completamente de su familia. Y el resto mantiene una variable ligazón con los recursos familiares.Si bien la situación de los menores mejora ligeramente en los últimos años, ahora hay menos personas entre 25 y 29 años que gozan de independencia económica que en 1984. Casi un 60% está totalmente emancipado, frente al 64% que lo estaba aquel año. Incluso en los más viejos -28-29 años- una cuarta parte de los hombres y una tercera parte de las mujeres dependían en algún grado de sus progenitores. Y se introducen las primeras diferencias sexuales: "Mientras los jóvenes varones han mantenido o mejorado su situación económica durante estos últimos años, las mujeres han sufrido un empeoramiento aumentando su dependencia económica familiar", señala el informe (véase cuadro adjunto). Este trabajo se realizó sobre la base de 5.242 entrevistas realizadas en toda España entre mayo y julio de 1988 y distribuidas aleatoriamente a jóvenes entre 15 y 29 años en hogares familiares situados en núcleos urbanos de cualquier tamaño.
Uno de cada cuatro jóvenes administra su economía independientemente de su familia y en este grupo la media de gastos mensuales es de 80.200 pesetas. Con recursos mensuales inferiores al salario mínimo está un 20%.
En casa de papá
Tres de cada cuatro (un 77%) vive en casa de sus padres, otros familiares o suegros, en proporción ligeramente superior a hace cuatro años. Hablan más con sus padres y se entienden mejor con ellos que hace cuatro años. Más les vale: tres de cada cuatro jóvenes permanecen en su casa de 10 a 20 horas. Las chicas son más hogareñas: una de cada cuatro, al menos, pasa en casa diariamente más de 20 horas, mientras que este caso sólo se da en uno de cada 10 chicos.
Sólo uno de cada cinco vive solo o en pareja y ha aumentado el número de jóvenes que comparten vivienda (de 1,84 a 4,7%). De los que viven en casa, una minoría de los solteros menores de 30 años gozan de autonomía total dentro del núcleo familar, sin crispaciones, y Uno de cada ocho ha alcanzado una autonomía adulta, aunque el sesgo sexista hace que en el caso de los varones, los más liberados constituyan un 16%. Uno de cada diez jóvenes tiene una autonomía reprimida, es decir podría independizarse más. Y la inmensa mayoría -cuatro de cada cinco jóvenes, el 71% de los chicos y el 87% de las chicas- tiene su conducta limitada en algún aspecto. Sobre todo, no les dejan pasar la noche fuera de casa y acostarse con su pareja. Finalmente, uno de cada cuatro varones y casi el 40% de las chicas están en situación de autonomía infantil, con casi todos sus movimientos restringidos.
Salir de noche es una actividad más autorizada que hace años. Y en ella han ganado más las mujeres. Una de cada tres chicas puede volver a casa a la hora que quiera, mientras que en 1984, sólo el 21% de ella s podía hacerlo. Los varones,, entonces eran ya mucho más libres: más de la mitad (53%) de los muchachos podía volver de noche al domicilio familiar cuando gustase. Una cuarta parte de ellos y más de la mitad de las mujeres solteras mayores de 25, años no pueden pasar la noche fuera de casa. La situación de las mujeres ha mejorado ligeramente, lo que también ocurre con la posibilidad de usar la casa familiar para reunirse con amigos. Cuatro de cada cinco jóvenes puede hacerlo sin problemas. Las chicas aventajan a los chicos en la autorización de organizar guateques en sus casas. La mitad de las muchachas pueden hacerlo sin problemas, frente al 40% de los chicos. El autor atribuye esta ventaja a la tendencia parental de casar a las hijas. Acostarse con alguien en casa es privilegio de 12 de cada 100 chicos y tres de cada 100 chicas. En cuatro años ha subido la proporción de jóvenes que no les dejan hacerlo en casa (de un 73 a un 78%).
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