El déficit exterior británico se sitúa en 15.580 millones de libras en septiembre
La balanza comercial británica mantuvo en septiembre su caída en picado y añadió 1.640 millones de libras al déficit por cuenta corriente, gracias al superávit de 300 millones en el capítulo de servicios y transferencias. A falta de tres meses para concluir el año, el déficit ya está en los 15.580 millones, muy por encima de lo vaticinado por el ministro de Hacienda, Nigel Lawson, para todo el año y avanzando inexorablemente hacia la cifra récord de los 20.000 millones de libras (casi 4 billones de pesetas).La patronal británica acaba de hacer público un pesimista informe en el que por primera vez en tres años anuncia una caída en los pedidos. Las cifras publicadas ayer añaden más presión sobre Lawson, por más que el Tesoro intentara quitar hierro al problema y dijera que las importaciones ya han alcanzado su cota máxima en el tercer trimestre del año y que su crecimiento ha de rebajarse conforme cae la demanda interna a consecuencia del enfriamiento inducido por los altos tipos de interés.
Según el mismo departamento, la exportaciones muestran una saludable tendencia al alza con un 8,5% de incremento respecto al mismo periodo del año anterior.
La City no se cree las cifras y atribuye el buen resultado de las cuentas exportadoras de septiembre a que se han contabilizado en ese mes exportaciones correspondientes a agosto que no pudieron contabilizarse entonces debido a la huelga portuaria. En medios financieros se estima que la situación está lejos de mejorar y no se duda que el déficit al final de año dejará ridícula la estimación de Lawson de 14.500 millones de libras.
La Confederación de la Industria Británica (CBI) ha venido a alimentar los temores a la recesión con la publicación de su informe trimestral en el que registra, por primera vez en tres años, un descenso importante de la demanda y vaticina "una caída adicional en los próximos cuatro meses". La CBI señala también que la disminución del negocio ha creado una atmósfera de relativa depresión y de descenso de los propósitos inversores, con uno de cada tres industriales convencido de que va a invertir menos en plantas y maquinaria durante los próximos doce meses.
La política de dinero caro adoptada por Lawson para reducir el consumo y combatir la inflación ha tenido "un efecto espectacular en el nivel de la demanda interna", según David Wigglesworth, alto responsable de la CBI, aunque otros estudios muestran que los británicos mantienen su tendencia al endeudamiento.
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