Jueces portutrueses afirman que mercenarios de los GAL actuaron a las órdenes de policías españoles
El Tribunal de Monsanto, en Lisboa, ha absuelto a cinco supuestos mercenaríos de los (GAL) de su participación en los atentados contra los bares Batzoki y La Consolation, en el sur de Francia, como consecuencia de los cuales resultaron heridas seis personas. Los magistrados consideran que los mercenarios actuaron a las órdenes de policías españoles y franceses con conocimiento de los servicios secretos portugueses (Dinfo) pero les absuelven por considerar que ya fueron condenados por estos mismos hechos en otro tribunal portugués.Contra la sentencia dictada ayer, cabe todavía recurso ante otro tribunal de segunda instancia en un plazo de cinco días. Fuentes jurídicas consultadas por este periódico indicaron que es muy probable que el fiscal recurra el fallo.
La única condena dictada por el tribunal es contra el dirigente de los GAL, Jean-Philippe Labade, de nacionalidad francesa, que ha sido sancionado con una multa de 20.000 escudos (unas 15.000 pesetas) por tenencia ilícita de armas.
Jean-Philippe Labade y los portugueses Antonio José Wolfango de Macedo, Mario Correia da Cunha, Rogerio Carvalho da Silva y António Cisneros Ferreira ya fueron condenados en 1987 en Viana do Castelo (norte de Portugal) por asociación de malhechores a penas que oscilan entre los tres y los 11 años de prisión.
Ahora eran juzgados por sus participaciones en los atentados concretos contra los dos bares del sur de Francia. Sin embargo el tribunal de Monsanto ha declarado que la sentencia de Viana do Castelo también abarcaba a esos atentados y que no se puede juzgar a nadie dos veces por los mismos hechos.
Los magistrados del tribunal han considerado que el fiscal no ha conseguido probar sus acusaciones de que todos los reos formaban parte de una asociación terrorista, según informó el abogado de Rogerio Carvalho, Sanches Osorio. También exculparon a Labade, Macedo y Correia de toda complicidad con los actos cometidos en Francia por Carvalho y Cisneros, así como otro portugués, Paulo Fontes, preso en Burdeos.
La sentencia reconoce como probado que los portugueses fueron "transportados, alojados, alimentados y remunerados en España por los dos policías españoles conocidos por ellos como Ricardo y Eduardo (identidades que corresponden en realidad al subcomisario José Amedo y el inspector Michel Domínguez) pero que no se enteraron del verdadero objetivo de su misión -secuestrar o matar etarras- antes de su llegada a Francia.
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