Europa sufre los mayores retrocesos en una larga jornada, bursátil plagada de incertidumbres

Los mercados europeos, sin excepción, aunque con desigual intensidad, reflejaron ayer en sus cotizaciones la fuerte caida sufrida por Wall Street el último viernes, aunque las fuertes presiones vendedoras fueron parcialmente contrarrestadas por partidas de dinero que impidieron un derrumbe general. A primeras horas de la tarde, el positivo comportamiento de Nueva York imprimió nuevos aires de optimismo . y se consiguió algún repunte alcista.

La Bolsa de Tokio inauguró la jornada afectada por la crisis de Wall Street y tocó ayer uno de sus mínimos históricos en medio de cierta inquietud y morbosidad por averiguar si se iba a producir en las horas siguientes un segundo lunes negro en el mercado de Nueva York, informa Bosco Esteruelas. El índice Nikkei perdió 647,33 yenes y cerró a 34.468,69, la peor cota del presente año y una de las diez más negativas en la historia de la bolsa tokiota.En cualquier caso, el descenso de Tokio no fue espectacular. El mercado bursátil tokiota perdió ayer un 2%, muy lejos todavía del 14,62% cedido el 20 de octubre de 1987.

La caída bursátil se generalizó por el resto de los mercados asiáticos, especialmente en Sidney, Taiwan, Singapur y Hong Kong.

La relativa resistencia de Tokio no consiguió, sin embargo, tranquilizar a los mercados europeos. La Bolsa de Francfort sufrió la mayor caída en un solo día desde el final de la Segunda Guerra Mundial, informa José M. Martí Font. Al cierre de la sesión, que se alargó más de lo habitual, el índice DAX -que comprende las 30 mayores compañías de la RFA- se situaba en 1.385,72, lo que representa un descenso de 203,56 puntos, que equivalen a una baja del 12,8% con respecto al pasado viernes. La caída del principal mercado de valores de la RFA superó a todas las bolsas de Asia y Europa.

Pese a la aparatosidad de las cifras, los expertos aseguran que no fue más que una tormenta pasajera. La presión vendedora en Francfort provino especialmente del pánico de los pequeños accionistas y de los inversores extranjeros -franceses, británicos y belgas- que, asustados por las predicciones que auguraban un efecto dominó en todo el mundo tras el fatídico viernes 13 de Nueva York, dieron orden de vender todo lo que tenían en la cartera. Las grandes compañías inversoras, sin embargo, participaron muy poco de este frenesí.

Según Otto Schlecht, portavoz del Ministerio de Economía de la RFA, lo sucedido puede tener efectos beneficiosos al "frenar la histeria de las OPA hostiles".

También la Bolsa de Londres actuó ayer con contenida tensión vendedora y con el ojo puesto en lo que pasaba en Tokio y Nueva York, informa Ricardo M. de Rituerto. La caída nipona introdujo un pesimismo en las cotizaciones, que, a mediodía, había rebajado en 200 puntos el índice bursátil y convertido en humo 40.000 millones de libras. La errática apertura de Nueva York no contribuyó a serenar los ánimos, pero conforme el mercado norteamericano fue dando muestras de solidez, Londres empezó a recuperar terreno y, al final, sólo marcó una pérdida de 70,5 puntos. El Banco de Inglaterra y el Tesoro, siguiendo las directrices de la Reserva Federal norteamericana, se pasaron la jornada tratando de poner freno al instinto vendedor de los especuladores y al cierre del mercado respiraron con alivio: las pérdidas no habían pasado del 3% al fijarse el índice en 2.163,4.

La tensión del mercado ejerció presión a la baja sobre la libra, que volvió a ceder terreno ante el marco y cerró a 2,93, cada vez más cerca de la barrera crítica de los 2,90 marcos.

Por su parte, la Bolsa de París registró un comportamiento similar al de los demás mercados europeos, informa José A. Sorolla. A media mañana, la masiva afluencia de órdenes de venta procedentes de pequeños accionistas hizo imposible la cotización de la mayoría de los valores, que perdían un 10% en promedio y algunos llegaban hasta una caída del 15 %,como Eurotunnel.

Sin embargo, la Bolsa de París remontó al final de la sesión y cerró con una pérdida de 6,29%. En 1087, París había bajado un 9,6%.