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El opositor panameño Endara se refugia en la nunciatura

Antonio Caño

El líder de la oposición panameña, Guillermo Endara, tuvo que buscar refugio en la nunciatura apostólica en esta capital después de que fuerzas militares ocuparan en la noche del jueves el local en el que el ex candidato presidencial mantenía una huelga de hambre. En medio de un incremento generalizado de la represión, las autoridades anunciaron medidas severas centra la oposición. El local en el que se encontraba Endara fue asaltado por militares y civiles armados poco después de las nueve de la noche (tres de la mañana, hora peninsular).[Por otra parte, el régimen de Noriega anunció ayer la promulgación inminente de 16 leyes de excepción, que afectan de manera especial a la libertad de prensa y al despido de funcionarios que no sean leales a las autoridades. El anuncio fue hecho por Carlos Duque, presidente del Partido Revolucionario Democrático (PRD), un día después de "las medidas de urgencia" que prometió Noriega, informa AFP.]

Endara y las personas que le acompañaban fueron sacadas a golpes y puestas en libertad apenas estuvieron en la calle. El dirigente opositor afirma que en ningún momento fue detenido y que, tras salir del local, fue trasladado inmediatamente en automóvil por sus colaboradores hasta el edificio de la nunciatura, donde pasó la noche.

"El que me golpeó seguro que votó por mí porque me dió muy despacio", comentó ayer con ironía Endara a un grupo de periodistas que conversaron con él en el lugar donde pidió protección. Prometió seguir la huelga de hambre que mantiene desde hace ya dos semanas y aseguró que saldrá de la nunciatura lo más pronto que se lo permitan las circunstancias.

"Tengo que continuar la huelga para que el pueblo confíe en mí", manifestó el líder de la oposición, quien reconoció que no sabe en qué lugar le va a ser posible seguir adelante con su actitud de desobediencia, ya que el Gobierno está decidido a impedir que la actitud de Endara se convierta en un revulsivo para desencadenar, mayores acciones de protesta.

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El propósito de Endara, según él mismo informó, es quedarse en su propia casa y se niega a abandonar el país si no es por la fuerza. Su aspecto actual es bueno, aunque se nota que ha perdido algunos kilos. Se encuentra permanentemente acompañado por varios médicos que controlan su presión y su temperatura. Asegura que ni siquiera en la nunciatura ha accedido a comer.

Inmediatamente después de que Endara fuese sacado a la fuerza del local de su propio partido por fuerzas de seguridad, tanto el nuncio, el español Sebastián Laboa, como el embajador de España, Tomás Lozano, se pusieron en contacto telefónico con el presidente provisional de Panamá, Francisco Rodríguez, con el fin de pedirle garantías de la seguridad del dirigente opositor. Rodríguez respondió que Endara no sufriría daño, pero recomendó que permaneciese en la nunciatura por algún tiempo.

Durante las horas que Endara paso en el local de su partido se presentaron en varias ocasiones grupos de civiles armados que dispararon al aire y atacaron con palos a las personas que se encontraban en el área, entre ellas numerosos periodistas. En ningún momento acudieron al lugar diplomáticos extranjeros.

Poco después de la ocupación de la sede partidaria, grupos de policías y soldados montaron retenes en las proximidades. Varios periodistas extranjeros que acudieron al lugar fueron golpeados, amenazados con armas de fuego y, en algunos casos, los propios policías en uniforme les robaron el dinero y el material de trabajo a los reporteros. Todos los corresponsales han sido autorizados a permanecer en Panamá por un plazo de tres días, tras el cual tendrán que reactualizar sus documentos.

Todas estas medidas se inscriben en un clima general de endurecimiento anunciado por el propio comandante de las Fuerzas de Defensa, Manuel Antonio Noriega, en su discurso del jueves en la ciudad de Santiago de Veraguas. Noriega anunció que no habría "más concesiones" a la oposición y que Panamá no podía seguir "jugando a la democracia" en las circunstancias actuales. También el presidente Rodríguez prometió "rectificaciones del caso a fin de corregir los errores que hicieron desviar el proceso torr¡jista".

Una 'nueva' república'

El locutor de Radio Nacional de Panamá anunciaba ayer a bombo y platillo durante todo el día el discurso del general Manuel Antonio Noriega, en el que éste sentaba las bases de lo que oficialmente se ha dado en llamar "una nueva República".El discurso, en el que Noriega anunció el "fin de las contemplaciones" con "los sediciosos y los traidores" y nuevas "leyes populares" para beneficiar a los más necesitados y acabar con las prevendas de los poderosos, ha desatado una verdadera caza de brujas.

Noriega prometió que no quedarán en su puestos ministros ni ningún otro empleado público, del rango que sea, que actúe en contra del Gobierno. El general pidió a los funcionarios "convertirse en fiscales y denunciar a los sediciosos" y advirtió que "a la agresión hay que hacerle frente con parte de guerra y no con parte de democracia".

Añadió que hay que elaborar "una lista" con todos los elementos contrarios al Gobierno y tomar medidas contra ellos "antes de que sea demasiado tarde". "Para que lloren mis hijitos, que llore su abuelita, que es la más viejita", citó Noriega.

En la línea de "la nueva República", Noriega llegó a acusar por primera vez de forma directa a Estados Unidos de la muerte de Omar Torrijos.

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