Un logro a medias
Desde una mente actual y con unos ojos que no han visto el original ni sus primeras reconstrucciones, el Ballet Triádico de Óskar Schlemmer que Gerhard Bohner ha recreado, y desde el año 77 pasea por el mundo, no responde en mucho a la idea que se tiene de ese ballet experimental de 1922, con las referencias (bastantes) que Schlemmer dejó como uno de los principales maestros de ia Bauhaus alemana sobre sus intenciones de llevar al teatro arte de la figura.De las tres en las que el ballet se divide hay que salvar la última, donde parece que el coreógrafo Bohner se pliega por fin al deseo del artista plástico Schlemmer y condiciona el movimiento al traje, dejando que sean los diseños y sus diferentes visiones el eje del espectáculo. En esta serie negra los figurines a las figuras aspecto misterioso: es el último estadio teatral, casi templo de la teoría de Schlemmer, que la coreografía y la música han sabido ambientar. Los ritmos se acoplan y la expresión escénica aparece.
Ballet Triádico de Óscar Schlemmer
Coreografía: G. Bohner. Música. H. J. Héspos. Dirección escénica: S. Paul. Bailarines: Rosina. Novacs, Ivan Liska, Maya Li, Terence Kalba y G. Bohner.Teatro Albéniz, jueves 5 de octubre.
En cambio las dos anteriores series se diluyen en unos pasos de ballet clásico que no fun cionan como realce del diseño ni contribuyen a configurar los personajes ni a transformar los volúmenes en figuras vivas, vibrantes y expresivas. La música monótona, la luz estática, y el uso casi permanente de un solo plano espacial, también la percepción de las enormes posibilidades visuales y expresivas de aquellos extraordinarios diseños cuya reelaboración se aventura como el único trabajo de este montaje que traspasa el mero intento de reconstrucción.
Babelia
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