Los socialistas chilenos aseguran que su apoyo a Aylwin es "leal"
Los socialistas chilenos, que fueron expulsados del Gobierno por el golpe militar de hace 16 años, se preparan ahora para volver al poder junto a uno de sus más directos opositores de esa época, el líder democristiano Patricio Aylwin, candidato único de la oposición a las elecciones presidenciales del 14 de diciembre próximo. "Nuestro principal objetivo es impedir que vuelva a gobernar en Chile la derecha inclemente, que ha tenido el poder detrás de los militares todos estos años", asegura el nuevo líder del partido socialista chileno, Jorge Arrate."Seremos socios honestos y leales del Gobierno de Aylwin, que sentiremos como propio", dico Arrate, que estuvo esta semana en Madrid para explicar a "nuestros amigos del PSOE" los detalles de la coalición que, casi con seguridad, gobernará Chile después de los militares.
Arrate reconoce que son ciertas las antiguas querellas con Aylwin, que dirigía la oposición democristiana contra el Gobierno del socialista Salvador Allende hace 16 años. "Precisamente por eso es que tiene fuerza y solidez la coalición actual, la más amplia de la historia contemporánea chilena. El entendimiento entre los socialistas y la DC es un pilar clave para la reconstrucción de la democracia", afirma.
Según Arrate, elegido este año líder de una de las dos grandes corrientes socialistas chilenas, "el acuerdo entre la izquierda y el centro puede conformar un gran bloque por los cambios que haga coincidir al menos dos tercios de la población chilena en una perspectiva de progreso, cambio y desarrollo".
Al mismo tiempo afirma que está en marcha un proceso "acelerado" de acercamiento con la otra gran fracción socialista, dirigida por Clodomiro Almeyoda, que también apoya la candidatura de Aylwin. "Esperamos que a más tardar el 11 de marzo próximo [fecha en que debe asumir el nuevo Gobierno] podamos anunciar la reconstitución de una gran fuerza socialista unida, sólida y que represente una contribución a la transición chilena".
El dirigente -que estuvo exiliado 14 años en Europa, calificado por el régimen militar como un "peligro para la seguridad nacional" chilena- asegura que el rencor y la venganza no serán un elemento central de la política socialista en el futuro Gobierno democrático.
"Nuestra política sobre derechos humanos se resume en cuatro principios: investigar la verdad, que se haga justicia, que se repare el daño causado y, después, propiciar el reencuentro de todos los chilenos", afirma.
Arrate se declara optimista sobre la evolución futura de la situación. "Los procesos de transición requieren de pactos y búsqueda de concertación, pero también provocan rupturas rápidas con el pasado y generan nuevos escenarios", dice, refiriéndose a la posibilidad, hoy lejana, de un nuevo esquema de relaciones entre la sociedad civil y los militares en Chile.
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