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El retorno de la política

HÉCTOR CASANUEVALa práctica del enfrentamiento que dominó las relaciones políticas chilenas comienza a ser sustituida por la búsqueda del consenso como reacción ante 16 años de dictadura, afirma el autor.

A finales de los años sesenta y comienzos de los setenta, los chilenos fuimos perdiendo progresivamente la capacidad de entendernos en los asuntos públicos -o sea, aquellos relativos al bien común de la sociedad-, llegando esta situación de alta conflictividad a afectar también la esfera privada de nuestras relaciones. Entramos entonces en una dinámica suicida de enfrentamiento continuo e irreductible. Es decir, dejamos de lado la política.

Casi sin percatarnos, creyendo estar haciendo política, en realidad estábamos negándola. Las concepciones totales y totalizantes, la descalificación de ideas y personas, la pérdida de la perspectiva nacional, generaron el clima y las condiciones subjetivas para la implantación de la dictadura que todos conocernos y condujeron a la institucionalización de un enfrentamiento maniqueo y sin matices. Por largos 15 años la política quedó borrada oficialmente de la vida nacional. Y con absoluta consecuencia, el general y sus seguidores se dedicaron a anatematizar a los políticos y a todo aquello susceptible de ser calificado como acción política.

La experiencia ha sido dolorosa, individual y colectivamente. Pero la lección que nos ha dado la historia que nosotros mismos construimos ha sido aprendida. Los partidos políticos de la oposición, sus dirigentes., en muchísimos casos los mismos que fueron férreos adversarios hace 16 años, han estructurado una plataforma de consenso para reinstaurar la democracia, y elegido un candidato único que simbolice este entendimiento: Patricio Aylwin. Su candidatura, fruto de la negociación, de la aproximación de posiciones, de necesarias renuncias a legítimas aspiraciones, de la búsqueda de lo común, de lo que une por encima de lo que divide, es la mejor prueba de que por fin a Chile ha vuelto la política. Porque ésta, antes que lucha por el poder, es el arte de consensuar.

chileno, dirige en España el Centro de Investigaciones y Promoción Iberoamérica-Europa (CIPIE) y es profesor de la UPM.

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