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El Papa insiste en su deseo de ir a Líbano

Juan Arias

"Continúo encomendando al Señor la visita pastoral que tengo la firme intención de llevar a cabo a ese país [Líbano]" afirma el Papa en una carta apostólica enviada a todos los obispos católicos sobre la situación de Líbano, mientras que en un mensaje dirigido a todos los musulmanes del mundo habla del momento "en que tendré el gozo de ir a Líbano y encontrarme en medio de todos sus hijos".

Ambos documentos fueron presentados ayer oficialmente en la sala de Prensa vaticana, por el portavoz del Papa, el español Joaquín Navarro Vals, quien afirmó que, sin embargo, dicho viaje de Juan Pablo II al Líbano, "no es inminente".Respondiendo a la pregunta de una periodista sobre las causas que impiden al Papa realizar su tan deseado viaje, el portavoz español, miembro del Opus Dei, respondió que Juan Pablo II irá a Líbano, "sólo cuando dicho viaje pueda acarrear ventajas para los libaneses".

Añadió que "no se trata de problemas de seguridad", sino más bien de que el Papa, "desea poder encontrarse con todos los libaneses, y que por tanto una condición es que exista antes en el país plena libertad de viajar para la gente, para que así todos los que lo deseen puedan", dijo Navarro, "acercarse al Santo Padre", dando a entender que al denominado papa de los baños de multitudes no le gustaría ir al Líbano para poder encontrarse sólo con un puñado de gente.

El portavoz del Papa, al ilustrar los nuevos documentos del Papa sobre el Líbano recordó que éstos hacían el número 127 de las intervenciones públicas del Papa polaco durante su pontificado sobre Líbano.

En la carta apostólica a los obispos, Juan Pablo Il afirma que si Líbano debiera desaparecer, "sería la misma causa de la libertad la que sufriría una dramática pérdida" y ha instituido una jornada mundial de oración por el Líbano que cada episcopado decidirá ahora cuándo celebrará.

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El mundo musulmán

En su mensaje a los musulmanes, que es el segundo de su pontificado tras el que había hecho en el estadio de Casablanca durante su paso por aquella ciudad durante uno de sus viajes africanos en agosto de 1985, el Papa de los católicos se pregunta, refiriéndose a los hijos de Alá: "¿Podremos, como creyentes, hijos del Dios misericordioso, nuestro creador, nuestro guía, pero también nuestro juez, permanecer indiferentes frente a todo un pueblo que muere ante nuestros ojos?". Y pide que "la lógica de los combates sea sustituida por la dinámica del diálogo y de la negociación".

Sin embargo, en ninguno de los dos documentos el papa Wojtyla vuelve a hablar con la dureza con la que se había pronunciado el 15 de agosto pasado cuando recurrió a la palabra genocidio al referirse al drama libanés, ni nombra a Siria como uno de los responsables de la situación. Al parecer Juan Pablo II ha sido invitado también a visitar Damasco.

El portavoz del Vaticano, ante la pregunta de si el Papa al referirse al "ocupante" de Líbano se refería exclusivamente a Siria, precisó: "En absoluto".

En su mensaje a los musulmanes, el Papa insistió en la necesidad de una solidaridad entre las religiones ante el drama libanés: "En bien de los países, el diálogo islámico-cristiano ha permitido un mejor conocimiento recíproco y, a veces, realizaciones comunes. Así se hizo en Líbano durante muchos años".

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