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Cuatro militares aseguran que los radar captaron el derribo del DC-9 de Itavia

Juan Arias

Cuatro de los militares interrogados ayer por el juez Vittorio Buccarelli han confesado que el derribo del avión DC-9 de Itavia que el 27 de junio de 1980 se precipitó en el mar de Ústica había sido captado por el radar militar de Marsala. Alfredo Galasso y Franco Di Maria abogados de las familias de las 81 víctimas, fueron los que revelaron a la Prensa el contenido del interrogatorio, que ha causado una gran impresión, porque todos los militares citados con anterioridad habían negado siempre la captación del accidente por los radar.

Los militares aducían que de esa tragedia no era posible saber nada porque en aquel momento estaba en curso un simulacro de ataque militar que impidió a los radares registrar lo ocurrido.El militar más importante de los que han confesado es Luciano Carico, que era aquel día y en ese preciso momento, el responsable del rádar de Marsala. Carico ha declarado a los jueces que fue él mismo quien advirtió que el DC-9 se estaba precipitando. Asegura que avisó enseguida a su compañero, el capitán Avio Giordano, quien telefoneó delante de él a sus superiores, que rápidamente se pusieron en contacto con los centros de rádar de Fiumicino, en Roma, de Punta Raise, en Palermo, y el Martina Franca.

Otro de los militares, Salvatore Loi, tras haber sido interrogado ayer por los magistrados, dijo a los periodistas que aquella tarde, en el plan de vuelo que le habían dado estaba previsto que por el mismo corredor aéreo por donde debía pasar el DC-9 iba a pasar, en dirección contraria, un "vuelo VIP", que en jerga militar se llama "código 56". Detrás de aquel código, según el militar, figuraba un avión que llevaba a bordo al líder libio, Muamar el Gaddafi, desde Trípoli al norte de Europa.

"Yo tenía el plan de vuelo de aquel avión VIP, que sin embargo, antes de entrar en la zona aérea controlada por nosotros, cambió de repente de ruta dirigiéndose hacia Malta. Poco después el DC-9, que estaba llegando a aquel lugar, eran las 20,56 horas, se hundió en el mar de Ústica", declaró Loi.

Sobre este último punto, sin embargo, los jueces no han querido interrogar aún al militar. Según los abogados defensores, es ahora evidente que el hecho de que se intentó borrar todas las huellas de los radares militares durante una hora es la mejor demostración, vista sobre todo a la luz de estas primeras confesiones de los militares, de que se ha querido ocultar algo muy gordo que pasó aquella tarde.

La hipótesis más barajada es que el avión que conducía a Gaddafi, o algún otro importante personaje político, al haber sido advertido de que se le preparaba un ataque, cambio de ruta y que el misil que iba dirigido contra él acabó golpeando al DC-9 de Itavia.

En Italia hay mucha expectación por saber qué van a hacer los jueces con los militares que hasta ahora habían negado todo. En estos nueve años todos los ministros de Defensa habían siempre sostenido la tesis de los militares.

Los abogados defensores han subrayado que por fin "ha empezado a romperse el muro de la vergüenza de tantos embustes" pronunciados en estos años, sobre uno de los misterios que más preocupan al país.

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