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La ex ministra de Justicia colombiana reconoce que fue destituida por Barco

Antonio Caño

La renuncia de la ex ministra colombiana de Justicia Mónica de Greiff está relacionada con la actitud de la famosa funcionaria sobre la extradición de narcotraficantes a Estados Unidos. La propia ministra hizo este fin de semana declaraciones a la Prensa local en las que confesó que había sido obligada a dimitir por el presidente Virgilio Barco y que la extradición era el punto más difícil de esta guerra contra las mafias.

Mónica de Greiff manifestó al diario El Tiempo que estaba en contra de convertir el Ministerio de Justicia en el ministerio del narcotráfico. La ministra había hecho en las últimas semanas algunas gestiones ante el presidente con el fin de disminuir las atribuciones de su ministerio en la guerra contra los productores de drogas, según fuentes consultadas por este periódico.Sobre el despacho de la ministra De Greiff permanecieron durante varios días las resoluciones de extradición que el presidente y otros seis ministros deben firmar para que pueda procederse a la entrega de los narcotraficantes a la justicia norteamericana.

Están pendientes de decisión los casos de seis detenidos para los que existen solicitudes de extradición por parte de Estados Unidos. Una de ellas tuvo que haber sido anunciada la pasada semana, pero se retrasó por las diferencias surgidas entre Barco y De Greiff.

La única extradición llevada a cabo desde el comienzo de la guerra contra el narcotráfico fue hace dos semanas, la de Eduardo Martínez, aunque esa resolución no llevaba la firma de Mónica de Greiff, que se encontraba entonces en Estados Unidos, sino la del ministro de Comunicaciones que sustituía entonces a la ministra y que también ha pasado ahora a ocupar provisionalmente ese cargo.

Puesto peligroso

En todas sus declaraciones desde el comienzo de esta crisis la ministra ha venido sosteniendo que ella era una ministra para la paz y no para la guerra, y ha dejado ver su intención de retirarse de un puesto sumamente peligroso.Mónica de Greiff no dudó la misma noche del asesinato del político Luis Carlos Galán, el 13 de agosto pasado, en firmar el decreto por el que se autorizaban las extradiciones. Poco después se le hizo llegar a través de un intermediario una clara amenaza de muerte de Gonzalo Rodríguez Gacha, El Mexicano.

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De Greiff, de 32 años, viajó entonces en misión oficial a Estados Unidos, donde permaneció casi un mes en una visita que le sirvió tanto para hacer contactos en Washington como para huir de la tensión a la que estaba sometida. Cuando regresó, la semana pasada, planteó al presidente Barco la conveniencia de retirar al Ministerio de Justicia de la lucha frontal contra el narcotráfico, y dejar este tema limitado a la competencia de la propia presidencia y de los Ministerios de Defensa, Gobierno y del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS). Barco se negó a mantenerla en su puesto y le ofreció un Embajada, lo que la ministra rechazó.

Vuelve a EE UU

Mónica de Greiff ha sido durante su gestión un símbolo en la lucha contra el narcotráfico, pese a que la mayor parte del tiempo de esta guerra lo ha pasado en Estados Unidos, a donde volvió a viajar inmediatamente después de su forzada renuncia.Por otra parte, la guerrilla del Movimiento 19 de Abril (M- 19) y el Gobierno se disponían a firmar en las próximas horas el acuerdo que no pudo concretarse el pasado domingo por dificultades de última hora.

El M-19 quiere que el referéndum en el que se aprueben los acuerdos de paz alcanzados con el Gobierno sea independiente de cualquier otra consulta popular sobre las medidas del Ejecutivo contra el narcotráfico.

El acuerdo, que sólo está pendiente de pequeños ajustes, según ambas partes, permitirá la plena integración del M-19 a la vida política legal.

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