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UNA VISITA HISTÓRICA

Larga espera en El Pardo

J. V. / I. C. El sol que caía a plomo sobre el Pardo amenazaba con derrumbar a los fornidos miembros de la Guardia Real, así que optaron por retirarse a la sombra. La Guardia Real había sido formada frente a la puerta del palacio a las 13.15, un cuarto de hora antes de la hora prevista para la llegada de Hassan II, y, cuando sus responsables comenzaron a sospechar que había retraso, ordenaron a la banda tocar el pasodoble Soldadito de la zarzuela Las corsarias. Pero la música no mitiga el calor y la compañía de honores optó por retirarse.

Hassan II llegó con una hora y cuarto de retraso al Pardo, su residencia oficial durante su visita a España. Eran las 14.45 y la Guardia Real había reaparecido poco antes. El soberano marroquí venía de Sevilla en un jumbo de la Royal Air Maroc y había sido recibido en el aeropuerto de Barajas por el presidente del Gobierno, Felipe González, detalle no usual en este tipo de visitas de Estado y que la delegación marroquí apreció como un "gesto" y un signo de buen augurio.

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Al Pardo, donde le esperaban los Reyes de España y el propio Felipe González, desplazado en helicóptero, Hassan II viajó desde Barajas en un Rolls Royce de la Casa Real española. El largo centenar de personas que componen el séquito del monarca solicitó desplazarse también hasta sus respectivas residencias u hoteles en automóvil, pero el protocolo español les disuadió por temor a que la caravana integrada por casi un centenar de coches provocase enormes atascos. Parte de los acompañantes del monarca fueron trasladados en helicóptero a sus alojamientos.

Hassan II descendió del automóvil vestido con traje tradicional marroquí, chilaba con capucha y babuchas, y en compañía de su segundo hijo varón, el príncipe Mulay Rachid, y su hija menor, la princesa Lala Hasna. El rey Juan Carlos, de azul, y la reina Sofia, en amarillo limón, dieron la bienvenida a Hassan II y a sus hijos. Sonaron los himnos y las 21 salvas de ordenanza.

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Hassan II se mostró relajado, sonriente y hablador, y pronto estableció un diálogo con don Juan Carlos, al que llama Juan y califica de "hermano". Tras saludar a Felipe González; el presidente del Senado, José Federico de Carvajal, y otras autoridades, y contestar con unos besos a los lejanos yuyus de unos marroquíes apostados en las afueras de palacio, Hassan II presidió en unión de don Juan Carlos un desfile de motoristas, infantes y coraceros de la Guardia Real.

El retraso en la llegada al Pardo de Hassan II había tenido su origen en la tardanza en dejar Sevilla, ciudad donde el rey disfrutó en la noche del domingo al lunes de un espectáculo flamenco. Ese retraso tuvo como consecuencia que el almuerzo privado que los reyes de España ofrecieron al monarca marroquí en el palacio de la Zarzuela comenzara también mucho más tarde de lo previsto. En cualquier caso, las autoridades españolas, conocedoras de la diferente concepción del tiempo existente en Marruecos, se mostraron pacientes.

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