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22.000 alemanes del Este pasaron la frontera checa con visados para Hungría

La sorprendente actitud de las autoridades de Berlín Oriental ante la huida masiva de sus habitantes a la República Federal de Alemania (RFA) se plasmó ayer en un escueto dato proporcionado por Hungría. En el mismo espacio de tiempo transcurrido desde que a las cero horas del pasado día 11 Budapest decidiera abrir su frontera con Austria para que por ella salieran cerca de 18.000 alemanes orientales, por la frontera entre Checoslovaquia y Hungría cruzaron otros 22.200 ciudadanos de la República Democrática Alemana (RDA) provistos de visados turísticos.

El dato, si bien no sirve para hacer cálculos sobre el futuro flujo de refugiados, ya que antes de esta fecha ya había numerosos ciudadanos de la RDA en Hungría y desde entonces 18.000 salieron de vuelta a su país vía Checoslovaquia, indica el grado de parálisis que afecta a la burocracia de la RDA, que sigue expediendo visados que permiten escapar a Occidente por la puerta húngara. La Statsi -policía política- requisó recientemente estos documentos.El flujo de refugiados llegados a la frontera bávara descendió ayer en comparación con el pasado fin de semana. A, lo largo de la noche del martes y hasta las 6 de la mañana del miércoles llegaron a Alemania Occidental 336 alemanes orientales, aproximádamente la mitad del promedio que ha estado cruzando a Austria en los últimos días.

Sin embargo, un nuevo frente se ha abierto para la diplomacia de Bonn. El aumento hasta superar el centenar del número de ciudadanos de la RDA que han buscado asilo en la Embajada de la RFA en Varsovia, ha provocado el cierre de la representación de Bonn en la capital polaca con las incomodidades que esto representa para los dos países en un momento de gran actividad diplomática.

Acuerdo con Polonia

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El periódico sensacionalista de la RFA Bild Zeitung publicaba ayer que las autoridades polacas habían acordado con Bonn que ningún ciudadano de la RDA sería devuelto a su país en contra de su voluntad. Fuentes oficiales de Varsovia así como de Bonn desmintieron esta información en términos generales, pero en la capital federal se informó que las negociaciones "de alto nivel" para encontrar "una solución humanitaria" al problema se hallaban muy avanzadas.

La solución podría llegar si se contabiliza que ayer, los encerrados en la embajada salieron y fueron conducidos a un centro religioso, probablemente un seminario de Varsovia, con lo que se abría el camino para la reapertura de la representación diplomática.

Otra señal de que se trabaja efectivamente en ello es el hecho de que está siendo el propio ministro de Exteriores de la RFA, Hans Dietrich Gensher quien dirige las negociaciones, en su calidad de canciller interino, mientras Helmut Kohl se recupera de una operación.

Para Polonia, la situación es extremadamente complicada pese a que sea el país del Este de Europa que mejores y más desarrolladas relaciones tiene con la RFA. El hecho de que no tenga fronteras con Occidente y dependa de sus vecinos checos y alemanes orientales -dos de los países miembros del frente antirreformistapara el traslado de sus mercancías, añade un elemento singular a la crisis. No bastaría con dejar salir a los refugiados, sino que sería necesario permitirles una salida por mar o por aire.

En la Embajada de la RFA en Praga la situación sigue estacionaria, si bien se desconoce el número de refugiados después de que cerca de un centenar la abandonara y un número indeterminado se incorporara saltando las vallas que rodean el jardín y que no son objeto de vigilancia.

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