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Entrevista:

Nesi: "Estoy amargado, pero no derrotado"

El ex presidente de la Banca Nazionale del Lavoro luchará por la unión de las izquierdas italianas

Juan Arias

El 4 de agosto se conocían las presuntas irregularidades cometidas por el director de la sucursal de la Banca Nazionale del Lavoro en Atlanta (EE UU), Christopher Drogoul, de 36 años, en la concesión ilícita a Irak de un crédito de 350.000 millones de pesetas. Tras el despido de Drogoul, el Consejo de Administración de la BNL aceptó el 7 de septiembre las dimisiones del presidente, Nerio Nesi, y del director general, Giacomo Pedde. El primero fue sustituido por Giampiero Cantoni, viejo amigo de Bettino Craxi, y el segundo por Paolo Savona.

Sus abogados le han aconsejado que no haga declaraciones; la policía, que refuerce su seguridad personal; su médico, que desaparezca de Roma unos días. Nerio Nesí, de 63 años, socialista, considerado un profesional impecable, que ha presidido durante 11 años, con el aplauso internacional, la Banca Nazionale del Lavoro (BNL), el banco público más importante de Italia, se vio constreñido a dimitir la semana pasada a raíz del escándalo que zarandeó su banco. En su casa romana, entre el Parlamento y el Palacio del Gobierno, Nesi confiesa a este corresponsal que se siente "amargado, pero no derrotado", y que no piensa renunciar a su ya anunciada actividad política a favor de la unidad de las izquierdas italianas.Nesi, que meses atrás provocó un polvorín al criticar públicamente la gestión excesivamente monárquica y autoritaria de su partido por parte del secretario, Bettino Craxi, y que había revelado que pensaba volver a la política activa cuando concluyera su mandato como presidente del BNL, en 1991, confiesa a EL PAÍS: "No cabe duda de que lo que ha pasado daña gravemente mi imagen". Y añade: "No me gusta dramatizar las cosas, pero a pesar de que he sido uno de las pocos italianos que ha presentado su dimisión por responsabilidades exclusivamente objetivas, ahora mi problema es doble: profesional y político. Profesional, porque me será más difícil encontrar una alternativa de trabajo como yo hubiese podido esperar; y política, porque al haber dado un significado abiertamente crítico-político a mi dimisión, ahora la gente espera que a mi gesto siga una concreta y consecuente actividad política".

Nesi, que tiene estrechos lazos de amistad con España, amigo personal del jefe del Gobierno, Felipe González, y del vicepresidente, Alfonso Guerra, muestra a este corresponsal con simpatía, en el comedor de su casa, una docena de preciosas jaboneras antiguas de plata. "Me las va guardando, cada vez que se hace con una de ellas, un anticuario que está enfrente de las Cortes en Madrid".

El banquero muestra, bien visibles, unas profundas ojeras en su rostro. Come los tortelini en caldo, distraído. Apaga el cigarrillo a medio fumar y bebe de un solo sorbo la taza de café hirviendo. Mide sus palabras porque, afirma, "éste es para mí un momento delicadísimo". Y añade: "Hay quien ha hablado de injusticia y quien ha preferido llamarlo venganza".

"¿Y usted cómo lo califica?". "En primer lugar, no soy tan ciego como para negar que se ha producido un hecho grave del cual, de algún modo, la organización y la inspección de la banca no salen bien parados. Ésta es a verdad". Sin embargo, lo que Nesi no se esperaba era "la tremenda campaña que se ha desencadenado contra mí y que aún no ha acabado", así como la "falta de elegancia" de la cumbre de su partido, que no sólo no le ha defendido sino que le ha dejado abandonado.

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Solidaridad, cero

"No es que yo me esperase solidaridad, dada mi actitud crítica contra la política de Craxi. Además, no soy un ingenuo y conozco muy bien las reglas del juego, pero en dichas reglas entran siempre una cierta elegancia que permite al menos salvar las formas y una cierta ritualidad que siempre se respeta en estos casos. Mientras que conmigo la solidaridad, incluso la ritual, ha sido cero. Y eso amarga".

Pero, sin embargo, no le ha faltado solidaridad, incluso internacional. "Es cierto, empezando por España. No diré nombres, por respeto, pero he recibido no pocos testimonios de amistad, incluso operativa", es decir, hasta de ofrecimientos de trabajo.

También la solidaridad de la base socialista, explica Nesi, ha sido enorme. "Y lo que más me ha sorprendido ha sido la avalancha de cartas de personas que no conozco y que me dicen que intuyen lo que ha pasado porque sabían muy bien que yo había actuado a veces de forma crítica contra el poder, y que confiesan que se sienten indignados".

Hay dos cosas, desde la vertiente italiana, que hacen sentirse orgulloso al ex presidente de la BNL. En primer lugar, la solidaria misiva que le ha enviado el anciano filósofo y senador vitalicio Norberto Bobbio, "porque ha sido", dice Nesi con visible satisfacción, "el maestro de todos nosotros y porque es como la conciencia crítica y moral de este país". Y en segundo lugar, una llamada de teléfono de Bruno Trentin, el intelectual secretario general del sindicato social-comunista, CGIL, que cuenta con cuatro millones de afiliados. "Trentin me ha hecho notar que la instrumentalización que se está haciendo de lo acaecido a la BNL se ha producido tras mi visita a su despacho para convencerle, como así fue, de que su sindicato aceptara la creación del importante polo BNL-INA-INPS", es decir, la conjunción de la mayor banca pública con los dos colosos, también públicos, de los seguros y del Instituto de Previsión Social. Se trataba de un proyecto de enorme peso político en el momento en que se está llevando a cabo la gran concentración financiera privada en el norte del país, explica Nesi. Con su proyecto estaban ya de acuerdo las tres grandes centrales sindicales del país, los comunistas y el ex ministro del Tesoro, el socialista Giuliano Amato, quien curiosamente ha sido abandonado también en la cuneta por el nuevo Gobierno de Giulio Andreotti y sustituido por Guido Carli, democristiano, hombre de la Confindustria y adversario de la creación del consorcio público.

"Creo que ésta es la clave política del ataque de que soy objeto". "Al mismo tiempo, nadie se ha atrevido a poner en tela de juicio mi integridad moral, ya que todos saben que, después de 10 años de presidencia del banco, salgo tan rico como había entrado y sin indemnización ni jubilación, como está establecido en una ley, por cierto muy injusta, de este país".

¿Qué hará ahora políticamente el crítico socialista Nesi? "La tentación", confiesa, "es de abandonarlo todo. Pero no va a ser así. Lo que no sé aún es el modo en que voy a hacerlo, pero sí tengo clara la línea de acción, que consistirá en trabajar para que cuaje la unidad de todas las fuerzas de la izquierda democrática y progresista de este país".

¿Se presentará a las próximas elecciones? "No lo he decidido".

¿Nada que reprocharse, pues? "Sí, no haber seguido el consejo de Lenin de que el general no debe estar más de un minuto delante del ejército y haber preferido, en cambio, el consejo de De Gaulle, que decía que hay que ir siempre delante y que la intendencia seguirá". Y explica: "Yo me adelanté excesivamente a la estructura de la banca, lanzando una imagen nueva y abierta de la BNL a nivel mundial, sin haber comprendido que para ello hubiese sido necesario una estructura con mayor experiencia a nivel internacional".

¿Y su mayor motivo de amargura? "Lo mal que ha sido tratado mi banco, olvidándose, desde arriba, del respeto que en estos casos se debe tener de los que con sacrificio y honradez dedican parte de su vida a su trabajo, que en este caso se trata de 25.000 personas, dignas de toda estima y consideración".

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