¿A cambio de qué?
Un tercio de los cuadros de Diego de Velázquez que tiene el Museo del Prado viaja a Nueva York para engrosar la muestra que el Metropolitan Museum abrirá el 3 de octubre, en un gran homenaje al artista sevillano, que luego, según los indicios, se repetirá en España.Antes, la primera pinacoteca española prestó cuadros para el mismo museo de otros artistas españoles o extranjeros -como Caravaggio- de similar relevancia.
Una tan asombrosa y sistemática generosidad, como la de esta ocasión, con el Museo Metropolitano de Nueva York, al que el Prado suele prestar regularmente muy valiosas piezas de sus fondos, incluso cuando aquél realiza exposiciones de pintores que no son españoles, debe estar avalada por contraprestaciones artísticas similares, hayan sido cuales hayan sido los móviles políticos propuestos con estos alardes, internacionalmente insólitos, de largueza.
Pero para que el lector no familiarizado con estos asuntos se pueda hacer una idea de la actual magnitud de lo que hemos ofrecido en esta ocasión, lo que el Metropolitano aporta para sí mismo en este fantástico homenaje neoyorquino a Diego de Velázquez son exactamente cinco obras, todas ellas, eso sí, de e!mpaque e incluso una auténticamente magistral -el retrato de Juan de Pareja-, pero que con todo, si seguimos con los tantos por cientos, viene a ser casi la cuarta parte de lo que ahora hemos llevado a la muy venturosa ciudad norteamericana de nuestro patrimonio oficial.
Incomparable
Todo esto sin contar, además, que prestar Velázquez apenas sí tiene comparación con ninpn otro caso, no sólo por la incomparable excelencia del pintor, sino por ser escaso lo producido y conservado de él y, aun en mayor medida, por estar casi todo lo mejor en el Museo del Prado.
No quisiera ponerme reiterativo en exceso sobre esta cuestión ciertamente inquietante, pero es, dadas las círcunstancias, moralmente imposible pasarla por alto, sobre todo cuando uno piensa que toda esta operación se inició y ha sido llevada a cabo sin que, hasta fechas muy recientes, nadie entre nuestros responsables políticos y técnicos creyera obligado que la muestra visitase nuestro país.
Pero incluso ahora que ya es prácticamente oficial la celebración de la misma en Madrid y que, por lo visto, se pretende que ésta sea la más completa exposición de Velázquez que jamás se haya visto, lo que atenúa el más que probable escándalo que se habría producido de no haber sido así, queda pendiente no sólo la evaluación de esa deuda que el Metropolitano tiene abierta con el Prado, que empieza a parecerse a la deuda exterior latinoamericana, sino sobre todo por qué ha sido contraída.
Babelia
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