Mutilaciones lingüísticas
Redundando en el tema, tan tratado en esta sección, del mal uso de nuestra gramática, me parece obligación de todos los españoles tratar de preservar el idioma. Pero difícilmente será posible si los primeros que deberían hablar y escribir correctamente se obcecan en mutilarlo (léase periodistas, locutores, presentadores).Y lo más empobrecedor es que hay términos y expresiones que se le ocurren ingeniosamente a alguien y con preocupante inmediatez son acuñados por toda una legión de colegas. Ante esto surge la duda de si esta gente carece de personalidad hasta para hablar o si es solamente un acto de solidaridad gremial.
Para terminar, me gustaría citar algunos ejemplos de estas mutilaciones lingüísticas: el uso indiscriminado (yo creo que en ocasiones sí se discrimina, pero al contrario de como debe hacerse) de deber y deber de, así como del condicional y el imperfecto y pluscuamperfecto de subjuntivo; la utilización de vocablos con un significado diferente, incluso opuesto, al real (el ya comentado en estas páginas distensión es un buen ejemplo); los tan frecuentemente oídos hubieron o han habido como formas pretéritas del hay impersonal; las crónicas simbiosis de parejas como alevosía y premeditación (a los que ahora se ha unido nocturnidad), frío y calculador; por no hablar de las cacofónicas eses finales en las segundas personas del singular del pretérito perfecto simple de indicativo. Es triste.-
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