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Doble injusticia

Eulogios / Palomar, Morenito, Boni

Cinco toros de Los Eulogios, con trapío, broncos y difíciles. 5º, sobrero de Jiménez Alarcón, manejable. José Luis Palomar media trasera y tres descabellos (bronca); pinchazo en los ijares, otro sin soltar y estocada perpendicular (bronca). Morenito de Maracay: estocada atravesada que asoma y descabello (ovación); metisaca, estocada corta y descabello (vuelta). El Boni: pinchazo sin soltar, otro hondo bajo y cuatro descabellos (ovación); tres pinchazos sin soltar, estocada atravesada y 18 descabellos (dos avisos y bronca). Plaza de Colmenar. 31 de agosto. Sexta corrida de feria.

Las estructuras que manejan la fiesta son tan injustas que dan lugar a casos como el de José Luis Palomar, triunfador máximo de la feria colmenareña de 1988 y anunciado en la de este año con la corrida más dura.. A eso hay que añadir el trato injustísimo que sufrió por todas las peñas y una parte del resto del público, que llegaron a lanzarle botes y almohadillas cuando estaba en la cara de sus dos marrajos, a los que aplaudieron en el arrastre. De todo ello se colige que el soriano sufrió una doble injusticia y pasó una de las tardes más amargas de su vida.Los astifinos toros de los Eulogios, de preciosa estampa cortejana, salieron enterándose, con un sentido enorme, ajenos a los engaños y buscando siempre, siempre, al torero. Unos héroes fueron los toreros que se enfrentaron a semejantes barrabases. Palomar, recién recuperado de la gravísima cornada que sufrió en Tarragona hace poco, con el ánimo más flojo. Boni y Morenito de Maracay, más fortalecidos, pero con nulos resultados. No podía ser de otra manera frente a estos toros más propios de la lidia a la defensiva de los albores de la ciencia taurómaca.

Ven muchas de las figuritas de ahora, que ya se cuidan de no anunciarse con estos demoníacos animales, un vídeo del comportamiento de los bichos de ayer y se desmayan. Como al borde del desmayo parecían los sensatos espectadores de la corrida, que eran minoría. Tenían el corazón en un puño, la emoción contenida y casi ni respiraban al valorar la tragedia que podía ocurrir en cualquier momento sobre la arena. De forma que cuando el soriano abrevió, suspiraron aliviados.

El Boni, que también sabe algo de injusticias, pues sus triunfos en San Isidro le están valiendo para matar toros como los de ayer y poco más, intentó arreboles de arte y cuando se desengañó despenó a los maulones. Montó un mítin con el verduguillo en el sexto, aunque el mayor peligro eran los cientos de objetos que le lanzaban mientras fallaba en repetidas ocasiones.

A Morenito, brillante y arriesgadísimo con las banderillas, le demudó la coló y se le puso blanca tez con el malajón segundo. La recuperó cuando le cambiaron el quinto y salió el sobrero, al que muleteó vistosamente.

El final del festejo fue dantesco y resume tan nefasta tarde. Morenito, muy a su pesar, continuamente izado y bajado a hombros por algunos peñistas. El ruedo tapizado de objetos lanzados desde los tendidos, donde se intercambiaban insultos y bofetadas. Palomar y Boni, escoltados y protegidos por la Guardia Civil, tanto de la inquina furiosa de varios energúmenos que se tiraron a pegarles, como de los todavía cientos de objetos que les seguían arrojando con saña y puntería. Seguro que pensaban al unísono: "a veces, torear en Colmenar es morir"

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