Mortier asume la sucesión de Karajan al frente del Festival de Salzburgo
Desde hacía años no acudía al certamen "porque me aburre hasta la muerte"
Gerard Mortier, el controvertido y triunfante director de la ópera de Bruselas, será el nuevo jefe artístico del Festival de Salzburgo. Su gestión comenzará en 1991, pero se incorporará al aparato organizativo del festival en octubre de este año para planificar los programas de las temporadas de 1991 y 1992. hace pocas semanas, Mortier había afirmado en Viena que desde 1971 no asistía a Salzburgo porque en el festival "me aburro hasta la muerte".
Mortier, que estudió Derecho y tiene 45 años, fue elegido después de un agitado debate de cinco horas que sostuvo el directorio del Festival de Salzburgo en un intento de "seguir adelante" después de la muerte de Herbert von Karajan, quien le daba el ritmo a este festival. A Mortier, ágil y favorable a la reforma, no se le ve como un sustituto de Von Karajan en la línea programática del festival. Comentaban ayer en círculos cercanos a Salzburgo que "a Dios no se le puede reemplazar". Herbert von Karajan, a pesar de no haber tenido cargos específicos en el último tiempo en el Festival de Salzburgo, tenía el poder de vetar nuevas ideas o programas.La figura de Mortier logró indignar después de que en junio pasado afirmara a un semanario austríaco que no se podía "tener 300 veces al año Tosca, con Plácido Domingo", refiriéndose a la tendencia del festival de valorar más a los intérpretes que a la obra misma y de inclinarse más por un repertorio operístico tradicional del siglo XIX. Entonces dijo que estaría interesado en ocupar el puesto de director artístico del festival, pero que estaba "seguro" de que no lo llamarían porque ése "es un juego de los poderosos donde sólo cuenta el dinero".
La gestión de Mortier será complementada por el también recientemente nombrado Hans Landesmann, a partir de 1991 jefe de organización y de finanzas. Landesmann hablaba de la necesidad de reformas en Salzburgo ya en tiempos de Herbert von Karajan y ambos llegaron a tener controversias públicas.
Mortier es visto en los medios artísticos austriacos como un innovador. Durante siete años trabajó como ayudante administrativo de Cristoph von Dohnanye en las óperas de Francfort y Hamburgo. Desde 1981 desempeña el cargo de director de la ópera de Bruselas, el Teatre de la Monnaie. Ha trabajado con directores y realizadores como Peter Stein, Luc Bondy y Peter Sellar. Se cree que dará oportunidades a intérpretes jóvenes.
El nuevo director, que tiene preferencias por repertorios contemporáneos, afirmó también en junio pasado que "la ópera está en peligro de extinción, a pesar de tener tantos seguidores".
En Bruselas presentó la ópera Wozzeck, con Claudio Abaddo como director, lo que fue un éxito. "La representamos 11 veces con la sala llena y en Viena la sala estaba vacía". Se refería a la importancia de educar y acostumbrar al público a óperas modernas. "No se puede solamente repetir los antiguos éxitos. Un día el público dirá:'Basta, es suficiente".
Sobre Salzburgo, Mortier afirmó que ese festival podría extinguirse en cualquier momento. "La generación antigua de Estados Unidos, que provenía de Europa y regresaba a Salzburgo al festival, se está muriendo". Aseguró que podría pasar como en Francia después de la I Guerra Mundial. "La gente rica que antes iba a la ópera quería ir al Moulin Rouge". Mortier teme el mismo peligro para la audiencia moderna en Salzburgo. "Si un millonario construye una casa de ópera en Hawai, nadie irá a Salzburgo".
Refiriéndose al público que regresa a Salzburgo cada verano, Mortier levantó indignación entre los asiduos. "Hay que apelar a la inteligencia y a los jóvenes. Existe una elite intelectual con dinero, pero ellos no van a Salzburgo., Allá sólo va la elite con dinero, y eso es lo peor que le puede pasar a un festival".
Babelia
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