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Consuelo para un alemán fugitivo.

Un guardia fronterizo húngaro ofrece un poco de agua a un exhausto ciudadano de la República Democrática Alemana, cerca de la frontera con Austria, poco después de impedirle que se pasara a Occidente. Pese al fracaso de este fugitivo -que muy probablemente vuelva a intentarlo hoy-, el sector húngaro del antiguo telón de acero se ha convertido en los últimos días en un auténtico coladero para los turistas de la RDA. El éxodo masivo ha colapsado varias embajadas de la RFA en países del Este y forzado a Bonn a cerrar algunas, ante la invasión de alemanes del Este. Ayer le tocó el turno a la de Praga. Página 2

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