Manifestación integrista en París contra la Revolución Francesa
Unos 7.000 integristas, en su mayoría seguidores del excomulgado arzobispo Marcel Lefebvre, celebraron ayer una concentración enfrente del museo del Louvre, para expresar su protesta contra la Revolución Francesa, que este año celebra su 200 aniversario. Los tradicionalistas, que consideran el hecho histórico como una "blasfemia", querían que se les cediese la plaza de la Concorde, donde se levantó años atrás la gillotina, o "afeitadora nacional", en sus propios términos, para celebrar una misa de expiación de los "crímenes y sacrilegios" cometidos durante la Revolución.A esta misa expiatoria, que se celebró finalmente en la plaza del Louvre, acudieron unas 7.000 personas. Al acto religioso, oficiado totalmente en latín, asistieron monárquicos, nacionalistas y algunos militantes de la extrema derecha francesa.
Los manifestantes levantaron frente al museo una inmensa guillotina de varios metros de altura, que colocaron al lado de una cruz. La intención de los integristas era, en un principio, la de manifestarse ante la catedral de Nôtre Dame; a lo que el arzobispado de París se negó, para "devolver a Cristo Rey sus derechos en la nación".
Inspirada por Satán
L'Anti-89, la revista "de coordinación y defensa de los contrarevolucionarios", ha reproducido los juicios negativos de algunos papas sobre el hecho ocurrido en 1789. "La Revolución esta inspirada por el mismo Satán; su objetivo es destruir el edificio del cristianismo y reconstruir sobre sus ruinas el orden social del paganismo", decía un siglo después Pio IX.El propio Marcel Lefebvre ha llegado a afirmar que el mal de Europa arranca de la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, acuñada por la Revolución Francesa.
Los organizadores de este acto de ayer, agrupados bajo el nombre Asociación 15 de agosto de 1899, si bien pertenecen a organizaciones de extrema derecha católica, se declaran apolíticos para evitar divisiones internas y no expresamente seguidores del Marcel Lefebvre, sobre todo después de que hace un año el Papa decidiera excomulgar al hasta entonces solo rebelde arzobispo.
Algunos de los promotores de los actos, como el lefebvriano Louis Coaché, declararon recientemente a la prensa francesa que la Revolución "fue una de las empresas más nefastas llevadas a cabo contra Jesucristo y sus fieles".
Louis Coaché ha insistido, en que la Revolución Francesa fue "preparada concienzuda y cínicamente desde hacía largo tiempo -pensemos en la Enciclopedia de los llamados filósofos- y explotó en medio de sangre, continuó con masacres y, después de asentarse, ha continuado corrompiendo el mundo por su laicismo y el desorden moral, cuando no podredumbre".
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