Dimisión
La dimisión malhumorada y poco elegante de Botha cierra un extraño episodio de la política surafricana, que ha desmoralizado al Partido Nacional en el poder y hecho las delicias de sus oponentes. Sin embargo, habrá de pasar un tiempo antes de que se empiecen a sentir las consecuencias de esta actitud.Pocos sentirán compasión por Botha, aunque merece algún respeto, de todos modos, por haber puesto en marcha un proceso de reformas con el reconocimiento de que el apartheid ya no era viable, aunque este proceso no fuera en realidad un cambio de mentalidad o de ideas, sino consecuencia de un sinnúmero de presiones.
15 de agosto
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