Policías expeditivos
Sábado 29 de julio, nueve de la noche. Paseas por el barrio de Malasaña con una chica, de pronto alguien dirige un ¡cuidado, un coche! a una niña de corta edad y una dotación de la Policía Municipal se atraviesa en tu camino y te invita a dejarle tu documentación y a vaciar los bolsillos en un asiento del furgón, todo en menos de un segundo. Haré notar que nuestro aspecto era aseado y de buen ver nuestra vestimenta.Tras gritos, ademanes y miradas intimidatorias continuas, nos atrevimos a pedir alguna explicación sobre la felonía que habíamos cometido y que había inducido a los servidores de la ley y el orden a obrar de manera tan espectacular. Por fin, y tras reiterar nuestra pregunta varias veces, se dignaron contestar. Se debió a la frase anteriormente citada (¡cuidado, un coche!) que creyeron dirigida por nosotros, y en su celo profesional, no exento de sagacidad, tacharon de prueba irrefutable de algún desvarío digno de penalizar.
Nuestro estupor e ira crecieron ante el motivo aludido y los ademanes chulescos de que hacía gala al menos uno de los funcionarios (gritando continuamente, con los brazos en jarras, la gorra echada hacia atrás y su mirada desafiante) y nos atrevimos a intentar hacerles ver lo desproporcionado, injusto, penoso y humillante que la situación era para nosotros. Como toda respuesta, obtuvimos un "esto lo hacemos para defender a los ciudadanos"; al comentario de que nosotros no éramos marcianos respondieron con que "en este barrio no se puede actuar de otra manera".
Tras pedirle su nombre al más protector de los dos y negarse a darlo, tomé nota de su número de chapa. Percatándose de ello, nos espetó un "si toma nota..."; los puntos suspensivos podrían llenarse con un "... me la trae floja" por el tono con el que fue dicho. Por cierto, siéntanse protegidos cuando tropiecen con el número de chapa 1240.3, pues éste es el número del ínclito.
Sin más percances, seguimos nuestro paseo, dándonos cuenta de que nos sentíamos como marcianos, a la vez que dando gracias por no ser árabes, negros, gitanos o centro-suramericanos, ya que a éstos, por no ser ciudadanos españoles, seguro que no hubieran tenido nuestra suerte. Así que nos sentimos casi satisfechos, con el sabor de habernos ahorrado dos tortas o similar.
Con unos cuantos 1240.3 se limpia lo que haga falta mucho antes de las próximas elecciones municipales.-
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