Palmer sucede a Lange en Nueva Zelanda
Los parlamentarios laboristas neozelandeses, tras un año de debate sobre política económica, decidió ayer obrar sobre seguro al elegir como sucesor del primer ministro David Lange a Geoffrey Palmer, un experto constitucionalista poco llamativo, que era su viceprimer ministro. Parker prometió, apenas elegido, un gobierno firme y sin sorpresas en materia económica o política extranjera."Quizá será menos espectacular que hasta la fecha, pero podrán ustedes fiarse de mí", dijo tras derrotar en la votación parlamentaria a Mike Moore, ex ministro de Exteriores y Comercio.
El ex ministro de Finanzas, Roger Douglas, que causó el lunes la precipitada dimisión de Lange, no optó a la sucesión, al darse cuenta que no tenía posiblidades. Por otra parte, tampoco consiguió ser viceprimer ministro, cargo que recayó en Helen Clark, de 39 años, la primera mujer que ocupa el puesto en la historia de Nueva Zelanda. Lange saludó la elección de sucesor diciendo que "se había derrotado al monstruo de la derecha", al tiempo que acusaba a Douglas, que preconizaba reformas económicas de tipo monetarista, de "falta de conciencia social". Geoffrey Palmer dijo que el debate sobre política económica debía concluir con la actual ratificación de David Caygill en Finanzas, cuya misión es desarrollar el último presupuesto en un sentido "progresista". Palmer tiene que encontrarle un puesto en el gabinete a Douglas, lo que hará a fin de semana cuando presente la lista de su Gobierno, y parece probable que nombre a Lange ministro de Justicia.
Apoyo de los sindicatos
Los sindicatos, que atacaban a Douglas por su política anti-inflacionaria a costa de admitir el aumento del desempleo, saludaron el nombramiento de Palmer como una victoria del centro-izquierda. El nuevo primer ministro fue anteriormente miembro del partido Nacional de derecha, y sería considerado en Europa como social demócrata; Helen Clark pertenece al ala izquierdista del partido, aunque ha moderado sus posiciones desde que entró a a formar parte del gabinete en 1987. Geoffrey Palmer afirmó ayer que Nueva Zelanda mantendría su política de prohibición de recalada de barcos con carga o armamento nuclear, lo que motivó una larga disputa con Estados Unidos. Palmer rechazó un intento un tanto torpe de interferencia del Departamento de Estado norteamericano, que ayer pidió que reconsiderada su postura, diciendo que la cuestión . era muy sentida por todos los neozelandeses" y que no había porqué cambiar de opinión.
Pese al escaso gancho político que se le supone a Palmer, una encuesta realizada apenas conocido su nombramiento, le dio un 71% de pronunciamientos favorables. Los observadores atribuyen este alto índice de apoyo al deseo de los neozelandeses de ser gobernados por un partido unificado, mucho más que a cualquier encanto oculto que pudiera tener el nuevo primer ministro.
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