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Liza Minnelli y Sammy Davis Junior actuaron anoche en Perelada

Durante estas primeras semanas del verano ampurdanés, los jardines del Castell de Pereladase han convertido, por obra y magia de la música, en la sucursal europea del mítico Sands Hotel de Las Vegas. Algunas de esas estrellas que llenaron grandes noches en el Sands son las que ahora pasean por Perelada: Paul Anka, Jerry Lewis y, en la noche de ayer, la pareja formada por Liza Minnelli y Sammy Davis Junior.

Ambos han estado con anterioridad en España pero la de ayer fue su primera y única actuación conjunta. Liza y Sammy son dos autén ticos monstruos de los escenarios, pero, curiosamente, han llegado a ese punto de igualdad por caminos muy diferentes. Sammy Davis Junior nació en Harlem y aprendió a bailar en la calle. A los ocho años, hacía su debú cinematográfico. Ahora a los 64 sigue siendo el rey de los espectáculos de claqué y pantomima, añadiendo a esas cualidades una voz que le permite pasar de los aires operísticos a los estándares más banales o a las canciones pop. Tras 60 años de carrera profesional, Sammy Davis Junior afirma estar en su mejor momento y, para probarlo, la presente resulta una de sus más exitosas temporadas sobre los escenarios, con la guinda de su reciente gira con Liza y Sinatra.

Estrella precoz

Por su parte, Liza aprendió todo lo que sabe en su propia casa. Para ella los estudios cinematográficos eran su segundo hogar, con un parque de recreo en el que pasaba la mayor parte de su tiempo libre. Así, no es raro que debutase en el cine a los dos años y medio y que a los seis su principal entretenimiento fuese montar con sus amigas algunos números musicales de las comedias en que su padre dirigía a su madre. Vincente Minnelli recuerda, emocionado, en su autobiografia el día en que la pequeña Liza y su amiga Amanda, hija de Oscar Levant, le regalaron una escena de Theband wagon coreografiada por ellas mismas. De ahí a protagonizar diversas obras escolares sólo hubo un paso, el mismo que le llevó a la profesionalización teatral a los 17 años. Después, ya todo es conocido: un Tony a los 19, un óscar a los 26, decenas de shows, filmes, discos... Curiosamente Liza habla de su madre como la persona quele enseñó lo que era el mundo del espectáculo, pero recuerda a su padre como aquél al que debe su voz: "Mi padre me enseñó a cantar. Todas las canciones que conozco las aprendí de él. Cuando regresábamos del estudio a casa me hacía escuchar canciones en la radio del coche y me decía: '¡Atención, es Ella Fitzgerald!', ese fue mi verdadero aprendizaje".

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