'Medea' cautivó al público de Perelada
Unas 2.000 personas pudieron ver y escuchar a Montserrat Caballé y a José Carreras en la única representación de la ópera Medea, de Cherubini, que tuvo lugar el viernes en Perelada (Gerona). Media hora antes del inicio de la función el público aguardaba impaciente para entrar en el recinto de los jardines del castillo de Perelada, donde se representó la obra. La coincidencia con la tradicional cena anual del político y cineasta catalán Pere Portabella en Llofriu (Gerona), a la que asistió la mayor parte de la clase política e intelectual catalana, restó un poco de relevancia social al acto, pero permitió que la atención del público no se desviara de los dos dos protagonistas de la noche: Caballé y Carreras.La expectación despertada por esta única representación de Medea en Perelada fue similar a la que ya causaron en Mérida las tres funciones de esta misma opera con el mismo reparto el pasado mes de Julio. La única diferencia entre la representanción del viernes y las de Mérida residió en los decorados creados para la función de Perelada, que respetaban la ambientación de la época de la obra aunque con un abuso del cartón piedra, frente al marco natural del teatro romano emeritense.
La Medea de Perelada fue para los cantantes una función más de esta ópera de Cherubini, que inició su andadura en Mérida el pasado 22 de julio. No significa ésto que hubiera disminudio el interés de los cantantes, muy al contrario, sino que el rodaje de tres funciones previas hacía evidente una mayor conjunción de los intérpretes y el pulimiento vocal e interpretativo de los personajes.
Interpretación mítica
Antes de iniciarse la representación, en la mente de muchos estaba la mítica interpretación que María Callas hizo de Medea. Tras la función quedó claro para muchos de los asistentes a la funcion que la Medea de Callas no es la única posible. Montserrat Caballé, con una voz menos dramática que la de la diva griega, pero más lírica, es también una Medea perfectamente válida.
Como ya se dijo a raíz de la primera función de Medea en Mérida (Ver EL PAÍS, 24 de julio de 1989), José Carreras está plenamente recuperado. El viernes, el tenor mostró una interpretación similar a las anteriores a su enfermedad. Escénicamente, acusó cierta rigidez, pero era difícil dilucidar si provenía de él o de la concepción escénica de la obra. Su breve intervención fue largamente aplaudida.
Fue una noche casi redonda para todos, menos para el sector del público que ocupaba las localidades más cercanas a los altavoces que reproducían la voz de los cantantes. Mucho se ha hablado ya de la conveniencia o no de amplificar sonoramente las representaciones de ópera en espacios abiertos. En Perelada hubo amplificación y los espectadores de las gradas lo agradecieron, pero el público situado en los laterales de platea no dejó de manifestar su disgusto por este procedimiento, que en ocasiones desequilibraba la relación entre cantantes y orquesta en detrimento de ésta última.
Babelia
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