México marca la pauta
Las nuevas gestiones de las naciones deudoras latinoamericanas para reducir el monto de su deuda externa podrían compararse al juego de las apuestas, donde no se sabe si el segundo en llegar a la meta logra más dividendos que el primero. Es el caso de México y Venezuela, que compiten actualmente para alcanzar el máximo descuento posible en sus abultadas y conflictivas deudas.A partir del Plan Brady, los negociadores aztecas y venezolanos vieron la posibilidad de renegociar con rebajas sustanciales el importe de sus deudas. Pero México inició antes el camino y Venezuela, está a la expectativa de ver cuánto logra el primero que, sin proponérselo, se va a convertir en referencia del Plan Brady.
Tanto México como Venezuela han hecho planteamientos .similares para la reducción del porcentaje de su deuda, coincidiendo en los esquemas y mecanismos propuestos, pero que difieren en las características y realidades económicas respectivas, así como en la composición de sus deudas.
En su oferta para reducir la deuda, México ha presentado tres opciones. La primera consiste en el canje de la deuda con un porcentaje de descuento (aspira a un 40%, pero los bancos insisten en un 30%), a cambio de unos títulos-valores permitidos por el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari, con un interés del libor (preferencial de Londres) más 1/4%. Estos papeles tendrían dos tipos de garantías: el principal sería garantizado
con un bono cero cupón, mientras que el pago de intereses estaría garantizado por tres años.En segundo lugar se propone un canje de nuevos bonos por deudas viejas -sin ningún descuento-, pero contando con intereses fijos de 7,57.. Y en tercer lugar se incluye un acuerdo que garantice el suministro de dinero fresco por parte de los bancos.
Venezuela también presenta un menú de tres opciones, con la diferencia de que no pide dinero fresco a los banqueros, sino en principio la sustitución de papeles de la deuda por otros, asociados a una tasa de interés fija menor a la prevista en los convenios de reestructuración (libor más 7/8%). En segundo lugar, el cambio de papeles para aprovechar los descuentos del mercado secundario. La tercera opción se refiere a la recompra directa de deuda externa. Las garantías serían los créditos otorgados por el Banco Mundial y el FMI.
Los presidentes de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, y de México, Carlos Salinas de Gortari, han aprovechado su presencia en la reciente celebración del bicentenario de la Revolución Francesa para motivar a los países industrializados a escuchar sus planteamientos en cuanto a la reducción de la deuda.
Pérez incluso ha promovido una reunión entre representantes del Grupo de los Siete países más industrializados y el Grupo de los Ocho países latinoamericanos para exponer las reclamaciones de los deudores de la región. El mandatario venezolano aspira a que su deuda sea reducida entre un mínimo del 40% y uno satisfactorio del 50%.
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