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Crítica:XIII FESTIVAL DE JAZZ DE VITORIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El recuerdo de Billie Holiday

El 17 de julio de 1959 Billie Holiday abandonaba un mundo que no le había reportado demasiadas satisfacciones. Una fecha así no podía pasar desapercibida ante el fino olfato de Maki Añúa, así que 30 años después el Festival de Jazz de Vitoria (uno de los pocos que nos quedan en los que la palabra jazz tiene todavía algún significado) abría sus puertas con un homenaje a la llorada Lady day.Una gran foto de Billie presidía el escenario negro del teatro Guridi. A sus pies Triple Treat y Dee Dee Bridgewater iban a recordar sus canciones. El trío jamaicano-norteamericano llegó a Vitoria tras cuatro días de huelgas aéreas francesas, el cansancio de los músicos era extremo, por lo que no tuvieron ni tiempo ni ganas de preparar el prometido repertorio, y ofrecieron un set más presidido por el recuerdo de Nat King Cole u Oscar Peterson, que por el de Holiday.

Triple Treat y Dee Dee Bridgewater aud her Trio

Triple Treat, con Monty Alexander, piano; Ray Brown, contrabajo, y Herb Ellis, guitarra. Dee Dee Bridgewater and her Trio, con Dee Dee Bridgewater, vocal; Alain Jean Marie, piano; Van de Gegyn, contrabajo, y André Cecearelli, batería.Teatro Guridi, 17 de julio.

No fue la gran noche de Brown, Ellis y Alexander. Claro que Ray Brown sumido en la rutina es todavía uno de los contrabajistas más swingantes del planeta. Dueño y señor de esa primera parte, sonó majestuoso, mientras sus compañeros aburrían. Una versión de Los Picapiedra marcó el único momento explosivo de una excesivamente larga actuación.

'Lady' Dee

Tras el descanso lady Dee Dee ocupó el escenario. No se había anunciado a los componentes de su trío y sorprendió ver a tres músicos con una envergadura musical superior incluso a la de la propia líder: Alain Jean Marie, siempre creativo y audaz, tanto en sus solos como en sus acompañamientos; Van de Gegyn, rotundo e implacable, luciendo una de las sonoridades más bellas del viejo continente, y la simple, aplastante seguridad del drumming de André Ceccarelli.Todo un señor trío para toda una señora cantante, porque en Vitoria Bridgewater se mostró como una cantante de altos vuelos. Por una noche, la voz norteamericana de París dejó de lado sus habituales ínfulas de show-woman que tanto lastran sus actuaciones y se centró en la música, y el público se ganó un recital intenso y emotivo. Dee Dee tomó algunas canciones de Billie sin caer en el error de la imitación. Se emocionó y emocionó con un Strange fruit, a dúo con Jean Marie, y mostró, una vez tras otra, sus habilidades para jugar con el seat, incluso en temas tan comprometidos como el milesdavisiano All blues.

Bridgewater no es la cantante que esperan los noventa, carga con el peso de demasiadas referencias y mucho music-hall, pero cuando se emplea a fondo, como lo hizo en Vitoria, puede llegar a seducir. Lady day tuvo un buen homenaje.

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