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FIESTA Y 'CUMBRE' EN PARÍS

Querellas bicentenarias

J. A. S. / E. G., El pan no subió ayer en París como ocurrió 200 años antes. Aquel 14 de julio del año 1789, el aumento del precio del cereal contribuyó a desatar la furia de los tres millares de obreros y artesanos de los barrios populares de la capital francesa que participaron en el asalto de la prisión de la Bastilla.

La cárcel albergaba ese día tan sólo siete prisioneros -cuatro por delitos comunes, dos locos y el conde de Solages, que había sido acusado de incesto- y el asalto se saldó con un centenar de muertos.

Este acontecimiento, carente de auténtica importancia, se convirtió posteriormente en el acto simbólico que identifica más que ningún otro la Revolución Francesa.

Robespierre instituyó el 14 de julio como fiesta popular y tradicional pero, hasta el año 1880, durante la III República, no se convirtió en la fiesta nacional francesa.

En la noche del jueves al viernes, centenares de miles de par¡sienses reivindicaron, con su participación en los bailes populares celebrados en diversos barrios de la capital, la vertiente popular de la fiesta.

Sin embargo, la conmemoración del bicentenario, objeto de una feroz campaña por parte de la derecha, en la que algunos comentaristas han observado rasgos poujadistas, ha reproducido las mismas querellas políticas nacidas con la Revolución Francesa.

Ante el escaparate de todos los medios de comunicación mundiales, las polémicas de estos días ofrecen la imagen de la Francia dividida e irreconciliable de siempre, alejada del consenso y de la unidad querida por Mitterrand para su segundo mandato.

La Francia unida, instrumentada políticamente a través de la apertura al centro y sustentada ideológicamente por los historiadores e intelectuales que han dado la Revolución Francesa por terminada, ha estallado en pedazos por cuestiones tan prosaicas como las restricciones de tráfico o los gastos excesivos de los festejos.

Para recordar que el bicentenario sigue siendo política y no historia, la oposición boicoteó anoche el desfile La Marsellesa, punto culminante de la conmemoración.

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