Tercer miércoles consecutivo de huelga ferroviaria en el Reino Unido

Los británicos vivieron ayer su tercer miércoles consecutivo de huelga del transporte ferroviario, que afectó más que a nadie a quienes trabajan en Londres, donde tampoco funcionó el metro y sólo de forma muy limitada lo hicieron los autobuses. La huelga comienza a adquirir las características de un enfrentamiento político entre sindicatos y Gobierno.La operación entrada en la capital comenzó ayer a las 5.30 de la mañana, dos horas antes de lo habitual, con los abnegados trabajadores dispuestos a hacer frente de la mejor manera a la ausencia de trenes, un medio de transporte masivo en el Reino Unido. A pesar del madrugón, en seguida se formaron colas de hasta 80 kilómetros en algunas vías de acceso a la ciudad, que pudieron haber sido mayores de no haber seguido muchos conductores el consejo de compartir el vehículo.

Los trabajadores ferroviarios piden una subida salarial superior el 7% que les ofrece British Rail (BR). Inferior a una inflación que ya está en el 8,3%. El Gobierno ha intentado echar a la opinión pública sobre los huelguistas, creando aparcamientos de emergencia en determinadas zonas de Londres (aunque sigue multando y poniendo cepos a quienes aparcan indebidamente) y haciendo ver que los ferroviarios no han ultimado todas las vías de negociación. La estratagema tenía que dar su fruto ayer, justo el día en que BR anunció unos beneficios récord de 304 millones de libras (unos 60.000 millones de pesetas). El Gobierno, que en otras circunstancias hubiese echado las campanas al vuelo, intentó quitar valor a la cifra, que calificó de superávit y atribuyó en buena medida a ventas de propiedades.

Los trabajadores del metro ya han parado media docena de veces, y algunas menos los de los autobuses, también en reclamación de mejoras salariales.