Bélgica propone a la OTAN crear un 'teléfono rojo' con el Pacto de Varsovia
FÉLIX MONTEIRA, El Gobierno belga propondrá en la próxima reunión de ministros de Defensa de la OTAN la creación de un teléfono rojo con el Pacto de Varsovia para evitar accidentes como el del avión soviético Mig 23 que se estrelló el martes al sur del país, cerca de la frontera francesa, y que provocó la muerte de un joven de 19 años, único ocupante de la vivienda destruida por el impacto del aparato.
Aunque tanto las autoridades belgas como responsables de la OTAN intentaron ayer restar importancia al hecho de que un avión soviético de combate, armado y sin piloto, pueda sobrevolar impunemente el espacio aéreo de tres países occidentales, crecen las dudas sobre la seguridad antiaérea de los dos bloques. El ministro de Exteriores, Mark Eyskens, confirmó ayer que su Gobierno no tuvo conocimiento oficial del incidente hasta después de que el avión se hubiera estrellado, lo cual da a entender que toda la operación de vigilancia del caza soviético loco corrió a cargo de los norteamericanos.
Explicación soviética
El ministro añadió que la Unión Soviética ha ofrecido a las autoridades belgas "una compensación total" por los daños causados por el avión fantasma que se estrelló en la aldea de Kooigem, y mató a un ocupante de una casa de campo.
Por otra parte, el ministro de Defensa de la URSS, Dimitri Yazov, admitió ayer que ni la fuerza antiaérea polaca, ni las fuezas soviéticas del Grupo Norte habían detectado el vuelo incontrolado del Mig 23. "Es dificil explicar por qué no fue abatido ni detectado", dijo. Yazoz aseguró que el avión había perdido fuerza en los motores al despegar de la base de Kolobrzeg, a unos 90 kilómetros de la frontera entre Polonia y la RDA. El piloto, que se lanzó en el paracaídas de emergencia a una altura de 150 metros, sobrevivió.
El Mig sobrevoló durante 21 minutos el espacio aéreo de la RFA antes de que dos F15 norteamericanos salieran a interceptarlo y luego decidieran no derribarlo por el peligro que representaba para la población de la zona. La decisión de esperar y ver fue tomada después de comprobar que el avión no llevaba armamento nuclear, en cuyo caso hubiera sido abatido inmediatamente a pesar del riesgo de contaminación radioactiva, según declaró el general Charlier, jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea de Bélgica.
Los tres países -RFA, Holanda y Bélgica-, cuyo espacio aéreo fue violado y cuyas poblaciones corrieron un serio riesgo, se han limitado hasta el momento a presentar protestas a la URSS. La OTAN aguarda el resultado de la investigación para dar una reacción oficial, aunque fuentes de este organismo reconocieron ayer en Bruselas que es difícil explicar cómo el aparato, si es cierto que sufrió anomalías técnicas, no fue dirigido por su piloto, antes de saltar, hacia el mar del Norte, donde podía haber sido abatido sin peligro.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.