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Ha muerto Andrei Gromiko el legendario ministro soviético de Asuntos Exteriores

Pilar Bonet

Andrei Gromiko, el legendario ministro de Exteriores de la URSS durante más de un cuarto de siglo, murió el domingo tras habercontemplado durante los últimos años cómo su larga carrera diplomática se veía empalidecida por una nueva política exterior más flexible y dinámica que la que él practicó. Mijail Gorbachov anunció la muerte de Gromiko ante el Soviet Supremo e informó que no tenía intención de retrasar su viaje a Francia previsto para hoy.

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'Míster Niet'

El veterano político, que hubiera cumplido 80 años el próximo 18 de julio, había sido internado y operado de urgencia la semana pasada a causa de una afección circulatoria. El día 30 de junio, un portavoz del Ministerio de Exteriores había manifestado que el estado del enfermo era satisfactorio.Hasta bien entrada la tarde de ayer, la noticia de la muerte de Grorniko sólo había merecido dos pequeñas notas de la agencia Tass, un primer despacho comunicando el desenlace y una reseña biográfica sobre la trayectoria de un hijo de campesinos rusos de la región bielorrusa de Gomel que llegó a ser presidente de la URSS.

Grorniko tuvo un papel decisivo en la elección de Gorbachov como secretario general del partido a la muerte de Constantin Chernenko, en marzo de 1985. Al margen de cuáles pudieran ser sus inclinaciones personales, antepuso los intereses del Estado al mostrarse a favor de Gorbachov y no por el hombre que era entonces su rival, Victor Grishin, el candidato recomendado por el finado Chernenko.

Jubilación

Dotado de un cáustico sentido del humor, Grorniko fue él mismo víctima de la perestroika de Gorbachov, cuando llegó la hora del deshielo en la política exterior. El llamado mister Niet fue nombrado entonces presidente del Soviet Supremo de la URSS, un puesto que hasta la reforma política realizada esta primavera tenía carácter puramente formal y honorífico. Desde 1985 hasta el 1 de octubre de 1988, Grorniko estuvo al frente de la jefatura del Estado nominal, recibiendo delegaciones del Tercer Mundo y niños pacifistas con su tradicional rictus en la boca.

El pleno del Comité Central del 30 de septiembre de 1988 consumó la jubilación definitiva de Grorniko, formalmente reemplazado el 1 de octubre en una sesión relámpago del Soviet Supremo de la URSS. La unidad en las filas del partido, dijo Grorniko entonces, es tan importante como "una mente despejada" y unos "hombros hercúleos".

Mientras tanto, Groinikohabía escrito sus memorias y, en opinión de medios políticos soviéticos, no sufrió por su jubilación, que deseaba desde hacía ya tiempo.

Como jefe de la comisión funeraria fue designado Vitafl Vorotnikov. El entierro se celebrará mañana miércoles en el cementerio de Novodevichi, considerado políticamente de segunda, ya que las principales figuras son enterradas en el recinto del Kremlin.

Gorbachov estará hoy y mañana en París, de donde víajará a Estrasburgo y de allí, a Bucarest, para presidir el viernes y el sábado la cumbre del comité político-consultivo del Pacto de Varsovia.

Fascinación occidental

En este contexto, la muerte de Grorniko parecía incluso inoportuna, por cuanto obligaba a Gorbachov a realizar una opción entre continuar su acelerado ritmo político o hacer un alto para rendir honores a una figura que marcó una época en la historia de la URSS. Es inoportuna por cuanto obliga a valorar públicamente su figura, sometida ahora a críticas, y a cuestionar su papel. Grorniko fue un testigo de excepción del envío de las tropas a Afganistán en 1979. En sus memorias, revelaba la fascinación que sobre él ejercía el mundo occidental que tan implacablemente atacaba. La fascinación era ejercida no sólo por los muchos presidentes norteamericanos con quienes conversó, sino por figuras como Marilyn Monroe, para quien Grorniko tenía un efusivo recuerdo.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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