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Un embajador en el espacio

Michel Garreau, jefe del proyecto Hispasat de Matra, explica para qué servirá el satélite español

El satélite español Hispasat, cuya construcción acaba de ser encomendada a un consorcio europeo dirigido por la empresa francesa Matra, realizará a partir de 1992 una función callada, pero significativa: asegurar muchas de las comunicaciones telefónicas, de transmisión de datos, de viejas y nuevas formas de televisión, enlaces con el continente americano e incluso servicios comprendidos en el secreto militar. Michel Garreau, director del programa Matra Espace y jefe del proyecto que ha diseñado lo que será el satélite Hispasat, ha dicho que, ante todo, supondrá un considerable avance en el mundo de las comunicaciones para el usuario de este país.

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"Megaprograma"

Garreau ha señalado que se trata de un satélite completo, ya que reúne todas las necesidades de comunicación de un país en un programa único", y moderno "pues incluye los últimos adelantos tecnológicos (televisión de alta definición, relaciones transatlánticas, sonido multilingüe". Confía en que este satélite sea plenamente operativo en el tiempo previsto (otoño de 1992) y para ello se ampara en la experiencia de Matra, que tiene en órbita ya 11 satélites y está construyendo otros 10.Además de las transmisiones telefónicas y enlaces gubernamentales y de defensa -el Ministerio de Defensa participa en un 15% del mismo- el Hispasat servirá para los enla ces numéricos de alto flujo (transmisión de grandes cantidades de datos en un tiempo muy corto), que permitirá, por ejemplo, operaciones bancarias de una sucursal con las agencias periféricas repartidas por todo el territorio.

¿En qué va a notar el usuario medio que existe un satélite español funcionando en el que se va a gastar el Estado casi 40.000 millones de pesetas si se cuenta la construcción, el lanzamiento y los seguros? "Directamente no lo va a notar, pero indirectamente lo va a saber sobre todo en los servicios de difusión de televisión", explica Garreau. "El Hispasat permitirá desde el momento que sea operativo la difusión a las antenas clásicas de tres canales de televisión complementarios, lo que no requerirá ninguna operación especial -sólo un ligero ajuste- en su equipo receptor".

Televisión del futuro

También dentro de los llamados servicios fijos el satélite podrá transmitir programas de televisión en alta definición, videoconferencias (reuniones de trabajo a distancia entre dos o más puntos de la Península) y videodifusión, que permitirá difundir sobre una gran pantalla películas y reportajes o bien retransmitir acontecimientos deportivos a un público numeroso ya sea en una sala o al aire libre.

Probablemente una de las funciones más atractivas del satélite sea la difusión directa de la televisión, desde el productor de las señales hasta el particular, y esto lo va a poder hacer el Hispasat. Tendrá cinco canales disponibles para difusión direc ta de televisión, según la nueva norma europea D2 Mac Paquet, que permite mejor calidad de imagen, sonido estereofónico en alta fidelidad y doblaje en cuatro idiomas. Estos programas podrán recibirse en Espafla con antenas parabólicas de 50 a 60 centímetros de diámetro, que costarán para entonces menos de 100.000 pesetas, según estimaciones hechas por Garreau. Las islas Canarias estarán completamente cubiertas con un haz especial del satélite.

Dada la posición orbital, en 31º Oeste, el Hispasat tendrá también una cobertura transoceánica y servirá para enviar al menos dos programas de televisión desde España hacia América (desde Nueva York a Buenos Aires). Según el director del programa Matra Espace, una modificación menor del satélite permitirá también difundir programas en sentido contrario, es decir, desde América hacia España.

Descripción tecnológica

En el orden puramente tecnológico el conjunto de todos estos servicios estará asegurado en el satélite español, según señala Garreau, mediante cuatro antenas y tres monitores encargados de ampliar las señales recibidas de la Tierra. La alimentación eléctrica del satélite está asegurada por células fotovoltaicas que transforman la luz del Sol en energía eléctrica. Estas células están montadas sobre paneles solares desplegables. Tras el despliegue estos paneles se orientan hacia el Sol para obtener el máximo de potencia eléctrica.

En primavera y en verano el satélite sufre un eclipse de sol durante aproximadamente 1 hora y 20 minutos cada día. Entonces entran en funcionamiento baterías internas. La vida del Hispasat se ha calculado en 10 años, aunque, según el responsable de su diseño, podrá aguantar hasta 15 años en el espacio.

La misión del primer satélite Hispasat se completa con otro satélite similar de repuesto que será colocado en órbita ecuatorial, a 35.786 kilómetros de distancia, al igual que el primero, en vertical con las islas de Cabo Verde, cerca de Dakar. Los dos satélites irán en formación a una distancia inferior a los 70 kilómetros.

"En caso de pérdida, muy improbable, de uno de los dos satélites", explica Garreau, "el otro podrá asegurar el conjunto de la misión, lo que garantizará la ininterrupción del servicio". Otro tercer satélite, con las piezas preparadas pero sin ensamblar, permanecerá en tierra.

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