Salvar lo que se pueda

La Confederación Hidrográfica del Tajo ha acordado reducir el número de licencias de extracción de áridos en determinados tramos de la cuenca, ante los desequilibrios provocados en el ecosistema por las empresas extractoras y la lentitud con que las zonas agredidas se recuperan. Estas extracciones se han incrementado en los últimos años, como consecuencia del auge de la construcción y por la ineficacia de los servicios de control de la Confederación.El pasado 10 de mayo, los órganos gestores de la Confederación del Tajo suspendieron todas las licencias otorgadas a empresas que actuaban en las márgenes del río Guadarrama, afluente del Tajo. La medida tiene escasos precedentes y fue adoptada como consecuencia del grado de deterioro ecológico de este río. A pesar de la importancia de la decisión administativa, el edicto de suspensión no se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia de Toledo hasta 19 días después. Esta demora ha sido justificada por falta de espacio en la publicación.

Las extracciones se habían efectuado en las márgenes del Guadarrama, sin dar tiempo a que la zona se regenerase por sí misma, por lo que la Confederación creyó conveniente acotar provisionalmente los márgenes, suspendiendo las licencias otorgadas. El mismo órgano directivo de la Confederación del Tajo decidió restringir las licencias en determinados puntos de los ríos Jarama y Alberche, por el peligro de que se crease una situación similar a la del Guadarrama.

Al mismo tiempo se ha dibujado un mapa donde se han situado los puntos de máxima agresividad industrial -Tiétar, Alagón, el vaso del embalse de Buendía y el Tajo a su paso por las poblaciones importantes-para vigilar estrechamente la extracción de los áridos.

En la cuenca hidrográfica del Tajo hay concedidas 169 licencias de extracción de áridos. Medio centenar de ellas corresponden a las provincias de Madrid y Guadalajara, otras 50 a las de Toledo. En Cáceres y Salamanca se han dado 69 licencias.