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Crítica:'POP'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Contra la norma

Las 28 personas que forman la expedición de Kassav -16 son músicos- llegaron a Madrid no muy satisfechas de sus recientes conciertos en Leningrado. Su actuación en la sala Jácara fue una breve escala en su camino hacia África y ofrecieron un auténtico recital de alegría, competencia profesional y claridad de planteamientos. Derrocharon energía, convirtieron la noche en una incitación al baile y alcanzaron un imprevisible y sorprendente grado de comunicación con el público.Kassav tiene su origen en las Antillas francesas, en las islas de Martinica y Guadalupe, cantan en criollo y practican una reelaboración de su música tradicional: el zouk. Ellos traducen zouk por alegría, y es el encuentro de algunas músicas africanas (Camerún, Costa de Marfil y Zaire), con la salsa latinoamericana (Puerto Rico y Venezuela), desarrollada básicamente con un ritmo binarlo y elemental y endulzado con el azúcar de la síncopa que le acerca al merengue.

Kassav

Sala Jácara. Madrid, 21 de junio.

El origen, las influencias y la teoría se convierten en datos de importancia secundaria ante la potencia y precisión de la música de Kassav, que consiguen algo que sólo está al alcance de los grandes artistas: convertir lo complejo en elemental y lo sofisticado en espontáneo. Introducirse en el mundo de Kassav significa descubrir una labor de engarce milimétrico, en la que 14 músicos y dos bailarinas dibujan constantemente diferentes figuras rítmicas que encajan como un perfecto rompecabezas consiguiendo una labor de conjunto ejemplar por su naturalidad.

El grupo está liderado por el guitarrista, cantante y compositor Jacob F. Desvarieux, el único que permanece desde la fundación de Kassav hace 10 años, y tiene en las voces de Jocelyne Beroard, Patrik Saint-Eloi y Jean Philippe Marthely, los teclados de Jean Claude Naimro y Jacques Mbida, el bajo de Georges Decimus y la percusión de César Dursin, sus pilares básicos. Junto a ellos, un buen batería, dos bailarinas y cinco vientos (dos trombones, dos trompetas y un saxo) completan un grupo multirracial por el origen diverso de sus componentes y absolutamente antillano por la raíz de su música, especialmente en el aspecto rítmico.

Su presentación en Madrid comenzó con las mejores canciones de su penúltimo trabajo Vini Pou, un disco que ha vendido más de un millón de copias en todo el mundo, mientras en España se ha arrinconado su música de enormes posibilidades comerciales en el cajón de las minorías. Presentaron su reciente álbum Majestik zouk, que mantiene su línea de los últimos años, compitiendo en sonido y asequibilidad a las mejores producciones norteamericanas o británicas, lanzadas al éxito a base de fuertes inversiones en promoción.

La estimulante música de Kassav sorprendió por su frescura y desinhibición, ofreciendo un excelente concierto. Con un magnífico sonido y una interpretación perfecta demostraron que sólo la colonización del mercado les impide ocupar un lugar privilegiado en la música actual, cuando tienen las cualidades para alcanzarlo: defensa de unas raíces culturales, desarrollada con un lenguaje musical sencillo y progresivo a través de canciones planteadas con riesgo, y un artístico sentido de la catarsis. Un verdadero manifiesto musical contra la norma.

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