Callejón sin salida

LOS RESULTADOS de las elecciones generales en Grecia, que coincidieron con las europeas, han creado una situación política de difícil salida. La derrota del PASOK, el partido socialista de Papandreu que gobierna el país con mayoría absoluta desde 1981, ha sido severa, pero no aplastante; queda como segundo partido en el nuevo Parlamento. El ganador ha sido el partido de derecha Nueva Democracia, pero su éxito no ha sido tan rotundo como se esperaba. Su líder, Mitsotakis, confiaba en alcanzar el 50% de los votos. De hecho ha obtenido el 44,3% y 144 diputados; le faltan siete para la mayoría absoluta. Por tanto, la aritmética impone que, para que se forme cualquier Gobierno de mayoría, se cuente con los votos de la Coalición de Izquierda, integrada por el Partido Comunista y otros grupos, quienes han desarrollado una campaña muy agresiva contra los dos grandes partidos.Pero hay en el actual momento griego un hecho más grave: el proceso de putrefacción de la vida política, que se prolonga desde hace más de un año. En Grecia no se habla más que de los amores de Papandreu con la joven Dimitra Liani y del escándalo financiero provocado por el banquero Koskotas, ahora detenido en EE UU y en espera de extradición, al que se acusa de graves desfalcos de los que habrían salido beneficiados varios ministros socialistas e íntimos de Papandreu. Tales han sido los temas de la campaña; fuera han quedado los problemas serios a los que Grecia tiene que hacer frente. Así, la vida política se ha apartado del debate civil sobre los asuntos nacionales para caer en el manejo de los trapos sucios y de las historias de alcoba.

El hecho es preocupante porque la democracia griega, en el curso de este siglo, ha sufrido con excesiva frecuencia los choques entre personalismos y desestabilizaciones seguidas de largos períodos de Gobiernos dictatoriales. Para que esas experiencias no se repitan es fundamental que el juego de las instituciones democráticas permita encontrar cuanto antes una fórmula de gobierno estable. El presidente de la República ha encargado al jefe de Nueva Democracia, Mitsotakis, que intente formar Gobierno, pero es difícil, por no decir imposible, que los comunistas acepten aliarse con Mitsotakis, a pesar de que éste propone un Gobierno provisional en espera de nuevas elecciones y sitúa en primer plano la urgencia de la catharsis, o sea, de la depuración de la vida pública.

Sería menos difícil que el PASOK y los comunistas llegasen a un acuerdo, si bien los ataques de éstos contra Papandreu en la campaña electoral fueron durísimos. En todo caso, el recurso a nuevas elecciones parece inevitable. Por otra parte, Papandreu está a todas luces agotado como figura política. La decisión del presidente de la República, Christos Sartzetakis, de acudir él al Consejo Europeo de Madrid -y no Papandreu, que sigue siendo primer ministro en funciones- es significativa. El PASOK debería tener la sabiduría, y la valentía, de aceptar que la época de Papandreu ha terminado.