"Soy un soberbio"
R. T., Imanol Arias piensa que Lluís Pasqual se ha encontrado, al enfrentarse a él, con un actor de recursos limitados que en muchos momentos ha tenido verdaderos deseos de huir. "Pero ayudó la enorme habilidad de Pasqual y la tranquilidad con que se ha tomado todo", comenta.
Cuando Pasqual le propuso el papel, en principio trabajaron una semana ellos dos solos para ver si a ambos les interesaba. Cuando la decisión estuvo tomada, Arias no paraba de contarlo a todo el mundo. Por otra parte, no olvida la ventaja que tiene enfrentarse a Lorca: "Te enfrentas a la mayoría de tus propios problemas, y si encima cuestiona continuamente el universo del teatro, la cosa es aún más atractiva". Imanol también se refiere al hecho de que ve en Lorca como si se comunicara con las últimas reservas de un brutal agotamiento, como un último suspiro antes de dormir o de morir: "Reflexiones sobre el teatro desde la propia vigilia".
Los propios fantasmas no dejan de cuestionarse, ya que Imanol Arias se considera un gran insatisfecho: "Soy un sufridor nato, no me gusto nunca, pero no por exigente conmigo mismo, sino por insatisfecho. Esto en el fondo es una trampa, porque me lo pongo difícil desde el principio y además soy un soberbio".
Termina su conversación hablando de que el teatro es uno de los exhibicionismos más grandes que conoce y de que se siente gratamente sorprendido de que no se le pregunte sobre su vida privada. La sorpresa es que piense que hay algo más privado que hablar de cómo uno puede "vaciarse" encima de un escenario.
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