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ELECCIONES EUROPEAS

Andreas y la 'catharsis'

El primer ministro griego nada contra corriente para mantenerse en el poder

, Grecia vive estos días la guerra de los mítines. Salónica, la capital macedónica, llamada así en honor de una hermana de Alejandro Magno, ha sido el penúltimo campo de batalla, antes del que tendrá como escenario a la plaza Sintagma, frente al Parlamento de Atenas. El domingo, Nueva Democracia subió a su líder, Constantino Mitsotakis, de 70 años, a una tribuna frente a la plaza de Aristóteles, la más bella de la ciudad, y gritó a una multitud de incondicionales la palabra más utilizada en toda la campaña: catharsis (limpieza, en una traducción aproximada). Salónica fue ese día totalmente azul (el color del principal partido de la oposición). Los cálculos más fiables hablan de más de 200.000 asistentes al acto.

Como señala a EL PAÍS Andreas Andrianopolus, el joven alcalde conservador de El Pireo (43 años), que cesó en su cargo para presentarse a estos comicios, "la derecha, con la única excepción de 1974 -y ése fue un caso especial- nunca ha superado el 43% de los votos. Si ahora tiene al alcance de la mano el 47% o el 48% es porque hay muchos decepcionados amargamente con el PASOK".

El lunes, Salónica cambió el azul por el verde (marca de identidad del PASOK). Si se echan cuentas, sobre todo si se utilizan las cifras de los propios partidos, estos dos colores y el rojo de la Coalición de Fuerzas de Izquierda y de Progreso (que engloba a comunistas, Izquierda Griega y disidentes del PASOK) sacaron a la calle más gente de la que vive en la capital de Macedonia. El mitin fue de los que hacen época. La fiesta empezó ya en el aeropuerto, con una masa que rugió apenas Andreas y Dimitra aparecieron por la portezuela del avión. La escalerilla, cubierta de flores blancas, fue bombardeada con arroz para la feliz pareja, que uno de estos días se pondrá ante el pope o el obispo ortodoxo para legalizar una situación que en los últimos meses ha constituido piedra de escándalo. La sentencia inicial de divorcio ya se ha dictado.

Antes del paseo triunfal hasta la ciudad hubo en el aeropuerto acogida oficial civil y militar. Incluso una banda de música con uniforme de camuflaje y una compañía que rindió honores. La masa verde gritaba "bienvenida, preciosa", mientras Dimitra saludaba. La opulenta ex azafata, ya con porte de primera dama, estaba radiante. Había un cierto tufillo a Eva Perón, pero no parecen ir por ahí sus aspiraciones.

El escándalo financiero también ha estado a punto de herir al líder socialista. Un ex banquero encarcelado en EE UU y reclamado por la justicia griega, Georgios Koskotas, asegura que el primer ministro le pidió un buen puñado de dólares. Pero tanto se ha dicho y escrito del Koskotasgate que los propios griegos han llegado a aburrirse y su influencia en la campaña está siendo menor de lo que los socialistas temían y la derecha anhelaba.

La exigencia de catharsis no es exclusiva de los comunistas, aunque quizá fueran éstos los primeros en plantearla. También la pide el PASOK. Cuando Papandreu se dirigió el lunes a sus partidarios (más o menos en igual número que los que reunió su rival conservador), recordó su demanda a EE UU de que "entregue a ese delincuente huido de la justicia".

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Balance positivo

Escándalos aparte, el balance que puede ofrecer Papandreu no es del todo malo: paro e inflación casi controlados, reducción del desequilibrio de la balanza comercial y un río de dinero de la CE, vía los Programas Integrados Mediterráneos, que supera los ingresos por turismo. En el debe hay que anotar, sobre todo, un déficit presupuestario de casi el 15% del producto interior bruto.

El incombustible Andreas gritaba a pocos metros de una estatua ecuestre de Alejandro Magno, entre cohetes, bengalas, decenas de barcos engalanados y miles de banderas verdes. Ante tanto derroche de entusiasmo, cuesta volver a la fría y esquemática realidad de las encuestas.

Algo está claro: que el PASOK remonta posiciones. Pero la campaña tal vez se le quedará corta. Nueva Democracia sigue siendo la favorita, pero se duda de que obtenga la mayoría absoluta. En tal caso, la alianza de izquierda tendrá la llave de la gobernabilidad del país.

Harilaos Florakis, líder comunista y presidente de esta especie de Izquierda Unida a la griega, asegura que la principal responsabilidad de la "decadencia del país" recae en Papandreu y excluyó que el actual primer ministro pueda estar al frente de un eventual "Gobierno de progreso". Se dice que Florakis no es inmune al universalmente reconocido encanto personal de Andreas. En alguna ocasión se ha entrevistado con él, llevando en el bolsillo instrucciones muy duras y concretas surgidas de una reunión de su comité central, y a la salida las exigencias seguían estando en el bolsillo. Tal vez algo así ocurra el próximo lunes, pese a que Leonidas Kirkos, número dos de la alianza y líder de Izquierda Griega, parece inmune a esos efluvios.

Lo que está descartado totalmente es una cooperación entre los comunistas y Nueva Democracia. Florakis, por si quedaba alguna duda, ha aclarado que tampoco el partido conservador puede aplicar la catharsis. Así las cosas, los griegos votarán quizá el domingo sólo para preparar otros comicios, probablemente en 1990, antes de la elección de presidente en el Parlamento, que requiere una mayoría cualificada.

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