Libertad de cátedra

El editorial publicado por su diario el lunes 29 de mayo con el título Decíamos ayer... y la identificación que de su lectura pudiera deducirse entre los males y violaciones de la libertad de cátedra y la actividad profesional de alguna de las personas mencionadas al principio del mismo, y en concreto con el profesor Torres del Moral, me han sorprendido sobremanera y me sugieren algunas consideraciones:

1. Comparto plenamente su concepción y defensa de la libertad de cátedra (aunque ustedes, indebidamente, la reducen a los catedráticos), así como del derecho del estudiante a opinar y discutir las opiniones del profesor; pero no comparto la generalización con que critica la universidad española y a su profesorado, por contraposición al de los países anglosajones. Somos muchos los profesores que respetamos en ese y otros muchos aspectos al alumnado, y, por lo que después diré, puedo dar fe de que el profesor Torres del Moral lo hace.

2. No niego los males de la Universidad, que son más de los que su editorial menciona; pero convertir al profesor Torres del Moral en exponente de los mismos, sobre ser falso, es absolutamente injusto. El profesor Torres tiene, efectivamente, un manual que por ser excelente, completo y actualizado (y dicho sea de paso, asequible económicamente en relación con productos similares) no debió ser mencionado en su editorial, pues en éste se hace referencia a "material caro y muchas veces chapucero". No es éste el caso, como digo, de dicho manual. Me permito opinar sobre el libro como profesora universitaria, en pleno uso, por tanto, de esa libertad de cátedra que todos invocamos. Pero además, en mi calidad de tutora de la UNED, puedo testificar sobre la satisfacción de los alumnos con el texto y sobre el buen nivel de conocimientos y capacidad crítica que los alumnos de la UNED alcanzan. Debo aclarar en este sentido, para evitar malentendidos, que como tutora sólo asesoro o atiendo al alumno a lo largo del curso; ni examino ni califico, por lo que aquél se manifiesta con el tutor con la máxima libertad y ambos pueden hacer una crítica abierta.

3. Desconozco los detalles del pleito a que se alude, pero echo en falta en la crítica que el editorial contiene una referencia, siquiera mínima, a las peculiaridades de la universidad mencionada (UNED). Tampoco es ésta la sede para desarrollarlas; permítame tan sólo resumir mi impresión: la UNED es una universidad muy especial, en la que la claridad y certeza de las reglas del juego son el principal soporte del alumno.

4. Del editorial deduzco que es el Consejo de Departamento de Derecho Constitucional de la UNED el que optó por un programa y un texto, y, por lo que he podido observar, es dicho colegio el que hasta ahora ha venido actuando como equipo docente (ésta es la expresión que se utiliza incluso en las papeletas del alumno). No parece, pues, que una sola persona haya podido imponer su voluntad.-