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LAS VENTAS

Una novillada á la antigua

Fue una novillada a la antigua. No como las de antes de la guerra: como las de después. Las de antes de la guerra -cuenta don Mariano-, eran así, pero salvo el propio don Mariano, el Cossío y la vieja guardia, pocos pueden hablar con propiedad de ellas. De las de después hay más memoria y se sabe que, hasta la irrupción del toro comercial y sus pegapases, eran como la de ayer, con novillos fieros, con novilleros valientes, con afición apasionada y adicta.Lo que no había era turistas, ni presidentes triunfalistas, también como ayer. Los turistas aprendieron a decir olé, pedían la oreja, se lo pasaron en grande, hasta que el poderoso quinto novillo, tras tirar tres veces de cabeza al picador, derribó al caballo y de un cornadón le sacó las tripas. Turistas e indígenas se estremecieron entonces, porque daba pena el caballo allí, destripado, moribundo, apuntillado luego y cubierto con una lona, mientras continuaba una lidia dificil que casi nadie en el tendido podía atender.

Lupi / Rodríguez, Caba, Cámara Novillos de José Samuel Lupi (2º, sobrero), bien armados astifinos, fuertes, con trapío y casta

Miguel Rodríguez: estocada (palmas); media saliendo volteado (oreja). Antonio Caba: dos pinchazos y media descaradamente baja a paso de banderillas (silencio); pinchazo y estocada baja (silencio). Fernando Cámara: bajonazo escandalosamente bajo tirando la muleta (oreja protestada); pinchazo saliendo volteado y estocada tirando la muleta (oreja); salió a hombros por la puerta grande. Plaza de Las Ventas, 11 de junio.

Ocurrió con estos incidentes, y muchos más en la la tarde, que los turistas no sentían ninguna pena del toro. Por el contrario, tenían conciencia de su peligro, de la necesidad de puyas, banderillas, brega; del riesgo que supone el toreo y la importancia de su técnica. Y en el último novillo conocieron la emoción del toreo bueno cuando se le hace a un toro encastado. Fernando Cámara se-lotraía toreado de delante -al toro encastado-, lo sometía en naturales y redondos, en pintureros ayudados y pases de la firma. Se ganó una oreja, que, unida a la que el presidente le concedió en el otro novillo, le valió para salir a hombros por la puerta grande. Claro que el presidente no era de los de antes -gente seria- y se pasó un pelín en lo de la primera oreja. Con la escasa petición que hubo y el bajonazo horrendo que endilgó Cámara, esa oreja no debió concederla nunca.

Méritos del torero aparte, que los tuvo, pues el tercer novillo había desayunado pólvora, embestía sin parar, no le concedía a Fernando Cámara reposo, ni en los desplantes. Y Fernando Cámara tuvo decisión para aguantarlo todo, para no dejarse desbordar por la casta agresiva del novillo, y cuando éste atemperó sus ímpetus juveniles, aún le llegó a cuajar, quieto e inspirado, una tanda de bien templados redondos.

Miguel Rodríguez no le cogíó el temple al primero, y al cuarto le corrió largo la mano, muy entregado, muy abierto el compás -con su alivio de pico, por cierto- y se volcó para matar, a cambio de una voltereta, en la que el cornalón y astifino novillo le atravesó la taleguilla de ingle a ingle, respetando pudorosamente lo del día de la boda. El susto de aquel asta enhebrada fue morrocotudo. Antonio Caba tuvo peor suerte con sus novillos, porque uno fue el del cornadón al caballo, y el otro, una fiera. Poco picada la fiera a pesar de que el de aúpa le castigó duro, se recreció y pegaba unas embestidas violentísimas, que Antonio Caba intentaba someter ofreciendo el medio-pecho, adelante la muletilla, cargando la suerte; es decir, el toreo puro a la antigua, sin trampa ni cartón.

Cualquiera de los novillos de ayer recibió más puyazos y tenía más pitones que toda la corrida del pasado viernes en Aranjuez junta, por ejemplo. Novilladas así son las que hacen afición: ayer se apuntaron unos cuantos, japoneses también. Novilladas así provocaron la adicción a la fiesta de esa clientela fiel que acude a Las Ventas desde los tiempos de maricastaña, y dice "¡Tooo-ro, plas-plas-plas!" cuando es menester. Osea, cada tarde, menos ayer.

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