Vecinos de Getafe, Alcorcón, Móstoles, Parla, Leganés y Madrid, hartos por los continuas huelgas de transportes
, Vecinos de Madrid, Parla, Getafe, Alcorcón, Móstoles y Leganés tuvieron ayer una jornada desesperante. Las huelgas de los autobuses del sur, sumados a los paros de Renfe y autobuses discrecionales, averías bajo sospecha de sabotaje y las acciones de piquetes, estudiantes juerguistas o funcionarios con reivindicaciones, convirtieron las carreteras de acceso y algunas zonas de la capital en un verdadero infierno.
Los incidentes ocurridos ayer fueron tan numerosos que dieron la impresión de que existía una confabulación. A las 5 de la mañana, una avería en la catenaria, entre Villaverde Alto y Bajo obligó a suspender totalmente el servicio de Renfe entre Madrid, Parla y Fuenlabrada. Antes de las siete, los atascos en las carreteras de Toledo, Andalucía, Extremadura, San Martín de la Vega y la de Leganés a Villaver de, alcanzaban ya kilómetros de extensión. En una línea de cercanías, a su paso por Móstoles grupos de incontrolados apedrearon un tren. En la estación de Atocha, los piquetes provoca ron que los trenes que cumplían los servicios mínimos salieran con fuertes retrasos.En la carretera de Extremadura, a la altura de Campamento, un grupo de funcionarios civiles del Ministerio de Defensa cortó el tráfico a las 7.15 de la mañana. Un cuarto de hora antes, otros incontrolados prendieron neumáticos en un carril de salida en la autopista de Barajas.Todas las vías urbanas que son la prolongación de las carreteras nacionales estuvieron congestionadas durante horas. Gracias a eso, por el centro de la ciudad el tráfico era tan fluido como cualquier otro viernes, excepto en la zona de la plaza de República Argentina y calle de Serrano, donde grupos de estudiantes que celebraban el fin de curso echaron jabón en la fuente de los Delfines, se bañaron, y luego se dedicaron a provocar cortes de circulación.
Al mismo tiempo, otros piquetes impedían la salida de autobuses discrecionales de la Estación sur, y, cortaban la salida de autobuses regulares con destino a otros ciudades del país.
El anterior clima de resignación que reinaba entre los ciudadanos de Getafe y Parla las semanas anteriores se ha convertido ya en pura y simple crispación. De nada han servicio las triquiñuelas empleadas para intentar evitar el gran atasco. Automovilistas que se han desviado por Leganés, por Villaverde ( ... ), lo que han conseguido ha sido extender los embotellamientos.
"La semana anterior y ésta he faltado varios días al trabajo.
Los jefes ya nos miran como si fuera nuestra la culpa. Encima que tengo que salir de casa dos horas antes para intentar llegar a tiempo". Así manifestaba Encarna Cabrera su malestar, después de esperar inútilmente una hora en el apeadero de Getafe.
Getafé y Parla han quedado de nuevo incomunicados con Madrid. Vecinos de Móstoles y Alcorcón, opinaban de forma similar. Aún reconociendo el derecho de los trabajadores a utilizar la huelga como arma de presión, los usuarios piensan que ellos no tienen la culpa de que los convenios no se firmen.
"Que reivindiquen sus cosas pero que se den cuenta de que perjudican a otros obreros", decía Carmen Bueno. Alejandro Prieto, más pragmático, decidió ir andando desde Getafe a su empresa, en Villaverde, a tres kilómetros: "Buscale el lado bueno. Uno tiene que hacer ejercicio por la mañana", dijo, con sorna.
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