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Entrevista:EN BUSCA DE UN MODELO PARA EUROPA

El milagro de la ubicuidad

"Los problemas del socialismo se van a plantear de forma mucho más precisa en la Comunidad que en cada Estado"

, ENVIADO ESPECIAL

Se siente feliz con el muy especial don de la ubicuidad que le proporciona esta campaña electoral. Porque será votado donde no puede votar y depositará su voto allá donde no va a ser elegido. En la noche del 17 de junio, víspera de las elecciones en Francia e Italia, Maurice Duverger, de 71 años, uno de los politólogos franceses más conocidos fuera de su país, hará el milagro en un último vuelo nocturno.

De esta forma, el veterano profesor de las universidades de Burdeos y de la Sorbona continúa siendo fiel a una cierta ambigüedad política. Algo que se le reprocha con fuerza desde Italia, en las listas de cuyo partido comunista aparece como candidato. También le han sido recordados sus pronósticos fallidos sobre algunos episodios de la vida política reciente francesa. La hoja de servicios a la democracia del profesor es, sin embargo, intachable. Inspirador de constituciones, en su país y fuera, Duverger se confiesa un europeísta de primera hora. Amigo y colaborador de Jean Monnet, no estuvo presente en la creación de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA, precedente inmediato de la CE) porque quiso dedicarse entonces a las instituciones francesas.

"En Francia ya no hay grandes cosas que hacer, así que quiero ahora ocuparme de las instituciones europeas porque los cinco próximos años van a ser extremadamente importantes". El presidente Mitterrand apoyó sus deseos de ser diputado europeo a mediados de febrero, pero no logró que el Partido Socialista Francés (PSF) lo incluyera en sus listas. Duverger lo atribuye al reparto al que obliga el juego de tendencias dentro del PSF, y sospecha que la oferta que le hizo el Partido Comunista Italiano (PCI) tiene algo que ver con la entrevista que Achi1le Occhetto y Pierre Mauroy tuvieron en París el pasado 12 de abril. "Lo que más me atraía de esta historia era que yo iba a ser el único diputado realmente europeo del Parlamento porque no iba a representar a ningún país en concreto, sino a una especie de circunscripción europea".

"El mercado común es un movimiento irreversible. Se ha puesto en marcha una cosa que va a sobrepasar a los Estados. Hemos decidido que, a partir de 1992, los productos, las personas y los capitales circulen libremente. Se trata de un mecanismo formidable que va a forzar poco a poco a uniformizar. Pero no tiene por qué ser necesariamente siempre en el mismo sentido". Duverger es muy celoso de la diversidad. Asegura que la Europa política es muy difícil por el momento y que la Europa cultural ("al final una nación es una cultura") no podrá pasar de un sistema de intercambios entre distintas culturas. "Sería desesperante unificarlas. Por otra parte, las diferencias existen también en el interior de los países. Y no está mal".

Pregunta. ¿Cree que el cambio que se está operando ahora en los partidos de izquierda puede conducir a algo importante? ¿Puede recuperar la izquierda europea la iniciativa que perdió en las últimas décadas?

Respuesta. Lo que está pasando en el PCI es importante para la izquierda europea. El PCI ha comprendido finalmente que la Revolución de Octubre se acabó, que el marxismo del siglo XIX se acabó, y no oculta su voluntad de acercarse al socialismo democrático:Occhetto ha tomado a este respecto posiciones extremadamente claras en el último congreso. Y pienso que la evolución del PCI es la única forma de que haya un día una alternativa de izquierda en Italia. El partido socialista de Craxi es Craxi; solamente un hombre. Y es un mecanismo de clientelismo extraordinario, muy italiano por lo demás. Si el PCI tiene éxito en su operación -no ahora, pero en cinco años o tal vez un poco más-, habrá la posibilidad de una mayoría de izquierda en Italia.

P. Pero no quiero que hable sólo de los partidos comunistas, sino de la izquierda en su conjunto a nivel europeo.

R. La izquierda a nivel europeo. Bueno, hay dos Gobiernos europeos de izquierda, el francés y el español...

P. Y el griego...

R. Sí, pero se trata de algo más complicado. Porque el PASOK es una fusión de varios grupos, no ha sido reconocido por la Internacional Socialista, pero en fin... sí, también Grecia. Es probable, por otra parte, que la República Federal de Alemania se convierta en socialista tras las próximas elecciones. Creo, sin embargo, que el problema del socialismo se va a plantear de una forma mucho más precisa en la Europa comunitaria que en los diferentes países. Porque en Francia, en Alemania, en España, los partidos socialistas se han convertido en partidos socialdemócratas, administran una sociedad de predominio capitalista pero con un cierto nivel de redistribución de la renta.

En Europa se plantean otros problemas, más directos. El gran mercado que Mitterrand ha aceptado es un mercado thatcheriano, extremadamente peligroso para la legislación social. Entre los distintos países existen, además, desigualdades de desarrollo a menudo graves. Será necesario que haya un mecanismo de redistribución a escala europea. Porque hay una cosa que me sorprende: mientras en Estados Unidos un 20% de la riqueza creada en los últimos años se ha redistribuido, en Europa, con todos los fondos de ayuda y demás, sólo se ha redistribuido un 5%. Lo cual quiere decir que nos encaminamos hacia desigualdades cada vez mayores.En segundo lugar, la libre circulación de capitales va a significar una disminución de los impuestos sobre las rentas del capital. Por lo que será necesario aumentar los impuestos sobre las rentas del trabajo para no perder dinero. Es una cuestión fundamental que también debería interesar a los partidos socialistas. Y, en tercer lugar, Jacques Delors repite con frecuencia que, a partir de 1993, el 80% de las decisiones, de las reglas económicas y financieras será tomado por la Comunidad y no por los Estados. Pero la Comunidad tiene un Parlamento que controla muy poco de todo eso, que tiene muy poco poder. Lo cual quiere decir que ese 80% de decisiones económicas que hasta ahora son adoptadas por los doce a través de Parlamentos elegidos por sufragio universal va a ser tomado en la Comunidad por una organización que es democrática sólo en un 70%... Existe un déficit de democracia... Ésos son los problemas de los próximos cinco años.

P. ¿Y qué puede hacer desde el punto de vista institucional para llenar ese vacío?

R. No puedo ser ahora muy preciso porque es necesario que vea antes desde cerca cómo funciona la Comunidad. Pero, para empezar, hay dos cosas fundamentales. Una de ellas es desarrollar el control parlamentario. Tenemos dos autoridades que descansan ambas sobre el sufragio universal: el Parlamento y el Consejo de Ministros, que representa la soberanía de los países. Hay que llegar a una especie de codecisión. Y ello siguiendo un principio muy simple: ninguna decisión sin el acuerdo de los dos. Cada una de las dos instituciones tendría capacidad de bloquear las decisiones de la otra si no estuvieran de acuerdo. A partir de este momento se producirán negociaciones, y por ese eamino se llegaría necesariamente a la codecisión.

Una segunda cosa sería obligar a los Estados miembros a respetar el Tratado de Roma en lo que concierne a la organización de la Comisión. Porque el Tratado de Roma prevé que no solamente el presidente, sino todos los miembros de la Comisión sean nombrados por el acuerdo de los Estados. Ahora no ocurre así. El presidente es nombrado por acuerdo de los Estados, y para el resto, los países mierribros hacen una distribución de puestos: un puesto para los pequeños y dos para los grandes. Y los nombra y revoca cada Gobierno separadamente. Eso es completamente contrario al espíritu y la letra del Tratado de Roma.

P. En sus artículos usted defiende que, en cualquier caso, habrá que conservar un cierto seritimiento nacional. ¿Se refiere a algo puramente cultural?

R. Por el momento es cultural y político. Fíjese, por ejemplo, en el tema

de una comunidad de defensa. La lógica impone esa comunidad, pero por ahora no se puede hacer. Pienso que un día tendremos una gran federación europea. Pero una federación en la que los Estados conservaráii una gran parcela de poder. El sentimiento nacional es un sentimiento que se debe conservar. Hay una cosa que no comprendo de eso que se llama la Europa di? las regiones. De acuerdo, las regiones existen, pero los conjuntos nacionales existen también.

P. Se habla al mismo tiempo de, la Europa económica, la de las instituciones, la Europa social. Y se habla también de la Europa de los pueblos, de las naciones, de los Estados. ¿Cómo formar una sola Europa de todas esas Europas?

R. Le devuelvo la pregunta. ¿Y por qué quiere que haya una sola Europa? ¿Por qué las cosas no deben ser diferentes? Alguieri me preguntó hace poco que, si yo era elegido diputado europeo por Italia, qué me sentiría: francés, italiano, europeo o qué. Y yo le: respondí que por qué no podríii. sentirme las tres cosas al mismo tiempo. Soy profundamente francés, en el sentido patriótico y nacionalista del término, pero me siento al mismo tiempo profundamente europeo.

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